domingo, 20 de octubre de 2019

Ensayo... Técnicas de escritura


La puesta en texto del ensayo: acerca de algunas figuras retóricas
Son incontables las clasificaciones y descripciones de las figuras que la retórica ha propuesto y enseñado a lo largo de sus veinticinco siglos de historia. Aquí nos detendremos exclusivamente en algunas de las llamadas “figuras de pensamiento” debido a su notoria recurrencia en la retórica del ensayo. Por supuesto, esta elección no implica dejar de lado otras, como las figuras de sentido que incluyen las distintas realizaciones de la metáfora y la metonimia, o las figuras de construcción también utilizadas ampliamente en los géneros ensayísticos.
Las figuras de pensamiento
Se llaman “figuras de pensamiento” las que expresan una idea o un juicio sin recurrir a los procedimientos de sustitución o a las técnicas particulares que conciernen el vocabulario o la sintaxis. De esto no debería deducirse a contrario que las otras figuras no contienen “pensamiento” […]
La ironía y los procedimientos desconcertantes
La palabra “ironía” proviene del griego eirôneia que significa “interrogación”. El destinatario de un enunciado irónico debe, en efecto, interrogarse sobre lo que han querido decirle ya que su sentido no coincide con el que resulta de la situación en la que es proferido. [...] El efecto de la ironía se sostiene sobre un mecanismo polifónico, es decir, de coexistencia de voces heterogéneas en el seno de un mismo enunciado.
Efectivamente, en los variados procedimientos que es posible agrupar bajo el rótulo de esta figura, el enunciador simula hacerse cargo de una voz que contradice sus propias posiciones, pero cuya interpretación resulta de la inversión del significado manifiesto del discurso. Muchas figuras están emparentadas con la ironía, aunque no son las únicas en producir este efecto desconcertante en el auditorio.

Procedimientos antifrásticos
La antífrasis es el procedimiento general que consiste en decir lo contrario de lo que se quiere expresar a fin de sorprender al auditorio. Analicemos la siguiente descripción dela batalla entre los Abaros y los Búlgaros en el capítulo 3 del Cándido de Voltaire:
“Nada era tan bello, tan brillante, tan liviano, tan ordenado como los dos ejércitos. Las trompetas, los pífanos, los oboes, los cañones, formaban una armonía tal que nunca se llegaría a encontrar en el infierno.
Es, en efecto, el contexto el que revela el horror y el absurdo de la guerra.
Algunas líneas más adelante, Cándido llega a un pueblo devastado “que los Búlgaros habían quemado, dice Voltaire, según las leyes del derecho público.”
El sarcasmo es un discurso agresivo y de denuncia. El comienzo de esta tirada del Ruy Blas de Víctor Hugo, es un buen ejemplo de este procedimiento:

“¡Buen provecho, caballeros! ¡Oh, ministros íntegros!
¡Consejeros virtuosos! He aquí vuestra manera
 De servir, servidores que saqueáis la casa!

Paradojas
Según la definición tradicional, la paradoja no es, en rigor, una figura. Se trata de una técnica argumentativa que consiste en afirmar una proposición que contradice la opinión general (etimológicamente “paradoja” significa lo que va contra el sentido común, la “doxa”). A nivel superficial, el pensamiento paradójico se manifiesta a través de un contraste cuya finalidad es producir un escándalo lógico a menudo a partir de la
asociación de términos antitéticos:
                                                       “Es un analfabeto como todos los doctores.”
El razonamiento paradójico puede adquirir matices agresivos en la antilogía: una contradicción de términos en el seno mismo de un juicio predicativo. Un ejemplo de este procedimiento se encuentra en una frase como “Lo que es bueno hace mal” que puede significar “todo lo que suele resultar agradable al paladar es generalmente poco saludable”. Otro ejemplo familiar entre nosotros es el conocido proverbio “Lo barato sale caro.”
El oxymoron asocia paradójicamente dos términos contradictorios en una fórmula generalmente sintética: "proletario mundano", "audaz conformismo", "pasión deliberada" son algunos ejemplos de este procedimiento. Angenot4 considera a la paradoja como una “figura síntoma” del discurso panfletario. Esta conjunción de contrarios traduce el malestar de pertenecer a un mundo al revés en el que los valores están pervertidos, un
mundo tan ilógico como inmoral. Tratar a alguien de “proletario mundano” o de “anticonformista institucional” es una manera de subrayar ciertas contradicciones profundas de la sociedad.

4 ANGENOT, Marc; La parole pamphlétaire. Contribution à la typologie des discours modernes. Paris, Payot,1982.

Desde el punto de vista argumentativo, los razonamientos paradójicos constituyen procedimientos de desestabilización. Se fundan en la oposición a los valores, máximas y lugares comunes dado que se trata, precisamente, de una negación de la norma. “Las paradojas son monstruos de la verdad” dice Gracián, “las ideas paradójicas son triunfos del ingenio y trofeos de la fineza” (Agudeza y arte de ingenio, 1647).
Este tipo de razonamiento puede clasificarse, entonces, entre los argumentos provocadores en la medida en que se propone confrontar la opinión común. En el discurso político a menudo es necesario movilizar la imaginación, crear una emoción para suscitar las reacciones de una asamblea o de una multitud. La elocuencia revolucionaria ofrece algunos bellos ejemplos de paradojas como éste:

“El único enemigo peligroso de un pueblo es su gobierno, el vuestro os ha hecho la guerra constantemente con impunidad .”
                                              Saint-Just, discurso del 10 de octubre de 1798

La literatura occidental a menudo se complace en contradecir la sabiduría popular sin duda en nombre de ideas elitistas y de un cierto sentido del humor. El escritor, sobre todo desde el siglo XIX, contempla con desprecio las reglas y valores sociales. Se margina o busca instituir, para unos pocos elegidos, una anormalidad provocadora. La paradoja es una forma de expresión privilegiada de este no-conformismo, de esta insolencia que parece autorizada a la vez que divierte. Subvertir el pensamiento común es un juego tanto más atractivo cuando conduce a verdades profundas. Es necesario reflexionar y hacer reflexionar a través de la sonrisa a menudo maliciosa e irónica. Así, para Cioran, experto en pensamiento paradójico, “si existe alguien que le debe todo a Bach, ése es Dios” (Syllogismes de l’amertume, Paris, Gallimard, 1952).

 ¿Hasta dónde irá este juego? Más adelante da una respuesta bastante pesimista: “Algunas
generaciones más y la risa, reservada a los iniciados, será tan impracticable como el éxtasis”.

Pero la paradoja es provocadora también en el campo científico, y este es quizás su papel más importante en el pensamiento moderno. [...] Todo el pensamiento sociológico desde Durkheim a Baudrillard se ha propuesto desarticular las ideas preconcebidas de manera casi sistemática. Jean-Jacques Rousseau ya había señalado con gran precisión el sentido del pensamiento crítico:
“Lectores vulgares, perdónenme mis paradojas: es necesario hacerlas cuando se reflexiona; y no importa lo que digan, prefiero ser un hombre de paradojas que un hombre de prejuicios.”
                                                                                                                              Emilio, libro segundo


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