Alumnos: no hemos tenido oportunidad de cerrar el año, aunque más no sea despidiéndonos como grupo de clase. Teniendo en cuenta lo recorrido a lo largo de la cursada y habiendo llegado a la etapa compensatoria; agradezco a quienes siguieron las clases con atención y cumplimiento, los invito a desafiarse en el próximo año para alcanzar más conocimiento y sobre todo, herramientas para el futuro profesional y personal. He conocido cualidades en cada uno y abrigo en mi pensamiento cada experiencia vivida en clases.
A los que todavía les falta contenido curricular para aprobar, la última clase compensatoria será la del martes 11, caso contrario nos queda el espacio de Febrero/19 para aquellos que tienen mucho para hacer en el poco tiempo restante....
Al grupo en general de los dos 4tos años, les agradezco el respeto y la constancia de seguir mi asignatura, mi impronta y exigencia siempre en pos de mejorar las capacidades de Uds mis alumnos. Nos vemos siempre....Gracias...Hasta pronto....
jueves, 6 de diciembre de 2018
martes, 6 de noviembre de 2018
Guía para escribir un ensayo
Alumnos: este es el último trabajo de producción escrita del ciclo en la parte de Lengua. Como verán la guía tiene como finalidad dirigir el trabajo que tendrá etapas de presentación:
Lecturas - catálogo de fuentes.
Borradores previos para verificar la tarea, enviados al correo electrónico del profesor patolandia_03@hotmail.com
Presentación definitiva: Noviembre 26/27
Para la siguiente práctica de escritura, se requiere de la elaboración
de un plan previo. En ese plan se definirán: la idea que se pretende defender,
el aspecto (tópico) característico que permitirá abordar su tratamiento, la
clase de argumentos que se emplearán, el lector a quien se dirige y
particularmente, el género discursivo que le dará forma; en este caso se trata
de un ensayo.
No existen recetas para elaborar un ensayo, la situación de escritura,
el tema y el propio escritor deciden cuál es el mejor recurso de planificación.
Para este caso, sugiero que tengas en cuenta, las lecturas previas acerca del
tema que elijas para realizar tu ensayo.
Se permite, en este caso, el uso de esos escritos previos, como fuentes
para incluir –a partir de ellos – los propios recursos que validen tu postura
central en el ensayo. Serán citas de autoridad, ejemplos, comparaciones y
alguna que otra figura de la retórica connotativa que ellos contengan. De este
modo, te sentirás más seguro y “guiado” por esos soportes.
El tema será propuesto por la cátedra, y se permite explayarse en los límites de
una carilla y media de producción.
Se considerará: el lenguaje utilizado, la claridad argumentativa tanto
en la estructura como en los razonamientos que se presenten.
Redactar una introducción que no especifique de manera directa la
postura crítica sino más bien, que comente la importancia de exponer
críticamente el tema.
Las fuentes que se utilicen deberán declararse en el cuerpo del ensayo
con citas/notas a pie de página declaradas en el escrito y haciendo
referencias, de las mismas, al finalizar el trabajo.
Recordar que el ensayo no tiene intención de convencer al lector y que,
el tratamiento del tema no se agota en el escrito ni en la figura de quien está
a cargo de la práctica de escritura.
Consultas teóricas
– Soportes en Blog de estudio Industriales en Literatura –
Biblioteca del colegio. Lengua y Literatura III Ed. Aique.
Los Juegos del lenguaje. Ed Kapelusz
lunes, 29 de octubre de 2018
Ensayos para lectura y análisis
Las Palabras
Conferencia de Julio Cortázar,
Madrid (1981)
Si algo sabemos los escritores es que las palabras pueden llegar a
cansarse y a enfermarse, como se cansan y se enferman los hombres o los
caballos. Hay palabras que a fuerza de ser repetidas, y muchas veces mal
empleadas, terminan por agotarse, por perder poco a poco su vitalidad. En vez
de brotar de las bocas o de la escritura como lo que fueron alguna vez, flechas
de la comunicación, pájaros del pensamiento y de la sensibilidad, las vemos o
las oímos caer corno piedras opacas, empezamos a no recibir de lleno su
mensaje, o a percibir solamente una faceta de su contenido, a sentirlas corno
monedas gastadas, a perderlas cada vez más como signos vivos y a servirnos de
ellas como pañuelos de bolsillo, como zapatos usados. Los que asistimos a
reuniones como ésta sabemos que hay palabras-clave, palabras-cumbre que
condensan nuestras ideas, nuestras esperanzas y nuestras decisiones, y que
deberían brillar como estrellas mentales cada vez que se las pronuncia. Sabemos
muy bien cuáles son esas palabras en las que se centran tantas obligaciones y
tantos deseos: libertad, dignidad, derechos humanos, pueblo, justicia social,
democracia, entre muchas otras. Y ahí están otra vez esta noche, aquí las
estamos diciendo porque debemos decirlas, porque ellas aglutinan una inmensa
carga positiva sin la cual nuestra vida tal como la entendemos no tendría el
menor sentido, ni como individuos ni como pueblos. Aquí están otra vez esas
palabras, las estamos diciendo, las estamos escuchando Pero en algunos de
nosotros, acaso porque tenemos un contacto más obligado con el idioma que es
nuestra herramienta estética de trabajo, se abre paso un sentimiento de
inquietud, un temor que sería más fácil callar en el entusiasmo y la fe del
momento, pero que no debe ser callado cuando se lo siente con fuerza y con la
angustia con que a mí me ocurre sentirlo. Una vez más, como en tantas
reuniones, coloquios, mesas redondas, tribunales y comisiones, surgen entre
nosotros palabras cuya necesaria repetición es prueba de su importancia; pero a
la vez se diría que esa reiteración las está como limando, desgastando,
apagando. Digo: "libertad" digo: "democracia", y de pronto
siento que he dicho esas palabras sin haberme planteado una vez más su sentido
más hondo, su mensaje más agudo, y siento también que muchos de los que las
escuchan las están recibiendo a su vez como algo que amenaza convertirse en un
estereotipo, en un clisé sobre el cual todo el mundo está de acuerdo porque ésa
es la naturaleza misma del clisé y del estereotipo: anteponer un lugar común a
una vivencia, una convención a una reflexión, una piedra opaca a un pájaro
vivo. ¿Con qué derecho digo aquí estas cosas? Con el simple derecho de alguien
que ve en el habla el punto más alto que haya escalado el hombre buscando
saciar su sed de conocimiento y de comunicación, es decir, de avanzar positivamente
en la historia como ente social, y de ahondar como individuo en el contacto con
sus semejantes. Sin la palabra no habría historia y tampoco habría amor;
seriamos, como el resto de los animales, mera sexualidad. El habla nos une como
parejas, como sociedades, como pueblos. Hablamos porque somos, pero somos
porque hablamos. Y es entonces que, en las encrucijadas críticas, en los
enfrentamientos de la luz contra la tiniebla, de la razón contra la brutalidad,
de la democracia contra el fascismo, el habla asume un valor supremo del que no
siempre nos damos plena cuenta. Ese valor, que debería ser nuestra fuerza
diurna frente a las acometidas de la fuerza nocturna, ese valor que nos
mostraría con una máxima claridad el camino frente a los laberintos y las
trampas que nos tiende el enemigo, ese valor del habla lo manejamos a veces
como quien pone en marcha su automóvil o sube la escalera de su casa,
mecánicamente, casi sin pensar, dándolo por sentado y por válido, descontando
que la libertad es la libertad y la justicia es la justicia, así tal cual y sin
más, como el cigarrillo que ofrecemos o que nos ofrecen. Hoy, en que tanto en España como en muchos países del mundo se juega una vez más el destino de los pueblos frente al resurgimiento de las pulsiones más negativas de la especie, yo siento que no siempre hacemos el esfuerzo necesario para definirnos inequívocamente en el plano de la comunicación verbal, para sentirnos seguros de las bases profundas de nuestras convicciones y de nuestras conductas sociales y políticas. Y eso puede llevarnos en muchos casos sin conocer a fondo el terreno donde se libra la batalla y donde debemos ganarla. Seguimos dejando que esas palabras que transmiten nuestras consignas, nuestras opciones y nuestras conductas, se desgasten y se fatiguen a fuerza de repetirse dentro de moldes avejentados, de retóricas que inflaman la pasión y la buena voluntad pero que no incitan a la reflexión creadora, al avance en profundidad de la inteligencia, a las tomas de posición que signifiquen un verdadero paso adelante en la búsqueda de nuestro futuro.
Todo esto sería acaso menos grave si frente a nosotros no estuvieran aquellos que, tanto en el plano del idioma como en el de los hechos, intentan todo lo posible para imponernos una concepción de vida, del estado, de la sociedad y del individuo basado en el desprecio elitista, en la discriminación por razones raciales y económicas, en la conquista de un poder omnímodo por todos los medios a su alcance, desde la destrucción física de pueblos enteros hasta el sojuzgamiento de aquellos grupos humanos que ellos destinan a la explotación económica y a la alienación individual.
Si algo distingue al fascismo y al imperialismo como técnicas de infiltración es precisamente su empleo tendencioso del lenguaje, su manejo de servirse de los mismos conceptos que estamos utilizando aquí esta noche para alterar y viciar su sentido más profundo y proponerlos como consignas de su ideología. Palabras como patria, libertad y civilización saltan como conejos en todos sus discursos, en todos sus artículos periodísticos. Pero para ellos la patria es una plaza fuerte destinada por definición a menospreciar y a amenazar a cualquier otra patria que no esté dispuesta a marchar de su lado en el desfile de los pasos de ganso. Para ellos la libertad es su libertad, la de una minoría entronizada y todopoderosa, sostenida ciegamente por masas altamente masificadas. Para ellos la civilización es el estancamiento en un conformismo permanente, en una obediencia incondicional. Y es entonces que nuestra excesiva confianza en el valor positivo que para nosotros tienen esos términos puede colocarnos en desventaja frente a ese uso diabólico del lenguaje. Por la muy simple razón de que nuestros enemigos han mostrado sus capacidad de insinuar, de introducir paso a paso un vocabulario que se presta como ninguno al engaño, y si por nuestra parte no damos al habla su sentido más auténtico y verdadero, puede llegar el momento en que ya no se vea con la suficiente claridad la diferencia esencial entre nuestros valores políticos y sociales y los de aquellos que presentan sus doctrinas vestidas con prendas parecidas; puede llegar el día en que el uso reiterado de las mismas palabras por unos y por otros no deje ver ya la diferencia esencial de sentido que hay en términos tales como individuo, como justicia social, corno derechos humanos, según que sean dichos por nosotros o por cualquier demagogo del imperialismo o del fascismo.
Hubo un tiempo, sin embargo, en que las cosas no fueron así. Basta mirar hacia atrás en la historia para asistir al nacimiento de esas palabras en su forma más pura, para asentir su temblor matinal en los labios de tantos visionarios, de tantos filósofos, de tantos poetas. Y eso, que era expresión de utopía o de ideal en sus bocas y en sus escritos, habría de llenarse de ardiente vida cuando una primera y fabulosa convulsión popular las volvió realidad en el estallido de la Revolución Francesa. Hablar de libertad, de igualdad y de fraternidad dejó entonces de ser una abstracción del deseo para entrar de lleno en la dialéctica cotidiana de la historia vivida. Y a pesar de las contrarrevoluciones, de las traiciones profundas que habrían de encarnarse en figuras como la de Napoleón Bonaparte y de las de tantos otros, esas palabras conservaron su sabor más humano, su mensaje más acuciante que despertó a otros pueblos, que acompañó el nacimiento de las democracias y la liberación de tantos países oprimidos a lo largo del siglo XIX y la primera mitad del nuestro. Esas palabras no estaban ni enfermas ni cansadas, a pesar de que poco a poco los intereses de una burguesía egoísta y despiadada empezaba a recuperarlas para sus propios fines, que eran y son el engaño, el lavado de cerebros ingenuos o ignorantes, el espejismo de las falsas democracias como lo estamos viendo en la mayoría de los países industrializados que continúan decididos a imponer su ley y sus métodos a la totalidad del planeta. Poco a poco esas palabras se viciaron, se enfermaron a fuerza de ser viciadas por las peores demagogias del lenguaje dominante. Y nosotros, que las amamos porque en ellas alienta nuestra verdad, nuestra esperanza y nuestra lucha, seguimos diciéndolas porque las necesitamos, porque son las que deben expresar y transmitir nuestros valores positivos, nuestras normas de vida y nuestras consignas de combate. Las decimos, si, y es necesario y hermoso que así sea; pero ¿hemos sido capaces de mirarlas de frente, de ahondar en su significado, de despojarlas de las adherencias, de falsedad, de distorsión y de superficialidad con que nos han llegado después de un itinerario histórico que muchas veces las ha entregado y las entrega a los peores usos de la propaganda y la mentira? Un ejemplo entre muchos puede mostrar la cínica deformación del lenguaje por parte de los opresores de los pueblos. A lo largo de la segunda guerra mundial, yo escuchaba desde mi país, la Argentina, las transmisiones radiales por ondas cortas de los aliados y de los nazis. Recuerdo, con asco que el tiempo no ha hecho más que multiplicar, que las noticias difundidas por la radio de Hitler comenzaban cada vez con esta frase: Aquí Alemania, defensora de la cultura». Si, ustedes me han oído bien, sobre todo ustedes los más jóvenes para quienes esa época es ya apenas una página en el manual de historia. Cada noche la voz repetía la misma frase:. Alemania, defensora de la cultura». La repetía mientras millones de judíos eran exterminados en los campos de concentración, la repetía mientras los teóricos hitleristas proclamaban sus teorías sobre la primacía de los arios puros y su desprecio por todo el resto de la humanidad considerada como inferior.
La palabra cultura, que concentra en su infinito contenido la definición más alta del ser humano, era presentada como un valor que el hitlerismo pretendía defender con sus divisiones blindadas, quemando libros en inmensas piras, condenando las formas más audaces y hermosas del arte moderno, masificando el pensamiento y la sensibilidad de enormes multitudes. Eso sucedía en los años cuarenta, pero la distorsión del lenguaje es todavía peor en nuestros días, cuando la sofisticación de los medios de comunicación la vuelve aún más eficaz y peligrosa puesto que ahora flanquea los últimos umbrales de la vida individual, y desde los canales de la televisión o las ondas radiales puede invadir y fascinar a quienes no siempre son capaces de reconocer sus verdaderas intenciones. Mi propio país, la Argentina, proporciona hoy otro ejemplo de esta colonización de la inteligencia por deformación de las palabras. En momentos en que diversas comisiones internacionales investigaban las denuncias sobre los miles y miles de desaparecidos en el país, y daban a conocer informes aplastantes donde todas las formas de violación de derechos humanas aparecían probadas y documentadas; la junta militar organizó una propaganda basada en el siguiente slogan: «Los argentinos somos derechos y humanos». Así, esos dos términos indisolublemente ligados desde la Revolución Francesa y en nuestros días por la Declaración de las Naciones Unidas, fueron insidiosamente separados, y la noción de derecho pasó a tomar un sentido totalmente disociado de su significación ética, jurídica y política para convertirse en el elogio demagógico de una supuesta manera de ser de los argentinos. Véase como el mecanismo de ese sofisma se vale de las mismas palabras: como somos derechos y humanos, nadie puede pretender que hemos violado los derechos humanos. Y todo el mundo puede irse a la cama en paz. Pero acaso no haya en estos momentos una utilización más insidiosa del habla que la utilizada por el imperialismo norteamericano para convencer a su propio pueblo y a los de sus aliados europeos de que es necesario sofocar de cualquier manera la lucha revolucionaria en El Salvador. Para empezar se escamotea el término «revolución«, a fin de negar el sentido esencial de la larga y dura lucha del pueblo salvadoreño por su libertad -otro término que es cuidadosamente eliminado-; todo se reduce así a lo que se califica de enfrentamientos entre grupos de ultraderecha y de ultraizquierda (estos últimos denominados siempre como «marxistas«), en medio de los cuales la junta de gobierno aparece como agente de moderación y de estabilidad que es necesario proteger a toda costa. La consecuencia de este enfoque verbal totalmente falseado tiene por objeto convencer a la población norteamericana de que frente a toda situación política expresada como inestable en los países vecinos, el deber de los Estados Unidos es defender la democracia dentro y fuera de sus fronteras, con lo cual ya tenemos bien instalada la palabra «democracia en un contexto con el que naturalmente no tiene nada que ver. Y así podíamos seguir pasando revista al doble juego de escamoteos y de tergiversaciones verbales que como se puede comprobar cien veces, golpea a las puertas de nuestro propio discurso político con las armas de la televisión, de la prensa y del cine, para ir generando una confusión mental progresiva, un desgaste de valores, una lenta enfermedad del habla, una fatiga contra la que no siempre luchamos como deberíamos hacerlo. ¿Pero en qué consiste ese deber? Detrás de cada palabra está presente el hombre como historia y como conciencia, y es en la naturaleza del hombre donde se hace necesario ahondar a la hora de asumir, de exponer y de defender nuestra concepción de la democracia y de la justicia social. Ese hombre que pronuncia tales palabras, ¿está bien seguro de que cuando habla de democracia abarca el conjunto de sus semejantes sin la menor restricción de tipo étnico, religioso o idiomático? Ese hombre que habla de libertad, ¿está seguro de que, en su vida privada, en el terreno del matrimonio, de la sexualidad, de la paternidad o la maternidad, está dispuesto a vivir sin privilegios atávicos, sin autoridad despótica, sin machismo y sin feminismo entendidos como recíproca sumisión de los sexos? Ese hombre que habla de derechos humanos, ¿está seguro de que sus derechos no benefician cómodamente de una cierta situación social o económica frente a otros hombres que carecen de los medios o la educación necesarios para tener conciencia de ellos y hacerlos valer? Es tiempo de decirlo: las hermosas palabras de nuestra lucha ideológica y política no se enferman y se fatigan por sí mismas, sino por el mal uso que les dan nuestros enemigos y que en muchas circunstancias les damos nosotros.
Una crítica profunda de nuestra naturaleza, de nuestra manera de pensar, de sentir y de vivir, es la única posibilidad que tenemos de devolverle al habla su sentido más alto, limpiar esas palabras que tanto usamos sin acaso vivirlas desde adentro, sin practicarlas auténticamente desde adentro, sin ser responsables de cada una de ellas desde lo más hondo de nuestro ser. Sólo así esos términos alcanzarán la fuerza que exigimos en ellos, sólo así serán nuestros y solamente nuestros. La tecnología le ha dado al hombre máquinas que lavan las ropas y la vajilla, que le devuelven el brillo y la pureza para su mejor uso. Es hora de pensar que cada uno de nosotros tiene una máquina mental de lavar, y que esa máquina es su inteligencia y su conciencia; con ella podemos y debemos lavar nuestro lenguaje político de tantas adherencias que lo debilitan. Sólo así lograremos que el futuro responda a nuestra esperanza y a nuestra acción, porque la historia es el hombre y se hace a su imagen y a su palabra.
Mediante la dirección electrónica que se ofrece a continuación; podrán acceder al documento en formato PDF del escritor Octavio Paz "Los hijos de la Malinche"
martes, 9 de octubre de 2018
"Estudio en escarlata" - "El perjurio de la nieve" Análisis
Alumnos: para no dilatar más este contenido -habida cuenta que los días pasan - les dejo el cuestionario de análisis de las obras para que puedan ir resolviendo con "comodidad" hasta la fecha de presentación que será el próximo Octubre 22 y 23 para cada aula.
1.- Hemos estudiado que el relato policial está compuesto de
dos historias: la del crimen y la de la investigación. Reconstruyan cada una con
los datos principales de la novela.
2.- ¿Cuáles son los móviles del crimen en ambas historias? Justifique con aportes textuales de las obras.
3.- ¿Por qué esta novela - Estudio en escarlata - se denomina de cuarto cerrado? Es un tópico de la novela policial clásica.
4.- ¿Cuál es el papel que tienen Lestrade y Gregson en la trama? Mencionen sus acciones a medida que avanza el relato.
5.- ¿Cuánto tiempo transcurre desde que comienza hasta que concluye cada uno de los capítulos planteados en esta novela? Releve indicios temporales de las dos partes, mediante citas.
6.- Enumere los métodos, que permiten a quienes tienen a cargo esclarecer el caso, para descubrir al /los culpables.
7.- Expliquen mediante un texto expositivo, el proceso deductivo que llevó a Holmes al esclarecimiento del caso.
"El perjurio de la nieve"
1) Esta novela tiene tres historias
contenidas en una sola unidad. ¿Quién narra cada una de ellas y qué datos
aporta cada una al lector? Organízalas en un cuadro.
2) ¿Cuál es el conflicto que
permitiría tratar la obra como perteneciente al mundo fantástico? ¿Qué
personaje la da a conocer?
3) ¿Qué hecho suponen que ocasiona la
muerte de Lucía Vermeheren? Citen pasaje de la novela para justificarlo.
4) Desde su punto de vista y teniendo
en cuenta su labor de lector que comprende los hechos a partir de los datos que
ofrece la lectura ¿Cuántas víctimas hay? ¿Quiénes son y cuáles son los delitos
que cometen?
5) Explique por qué creemos –los
lectores en un primer momento – que el culpable es Oribe. Anote los datos que
lo hacen el responsable para Vermeheren padre.
6) Adolfo Berger Cárdenas, es quien
abre y cierra las notas que presentan los hechos y cierran el conflicto de la
obra. ¿Quién es? ¿Qué funciones tiene?
7) El tema del tiempo es decisivo
para esclarecer el hecho, busquen en el texto las pistas con valor temporal que
se ofrecen.
8) Esta es una atípica novela de
carácter policial, anote que elementos confirman este punto.
9) Escribir una supuesta carta que dejaría Lucía
Vermeheren a su padre con motivo de explicar su triste e irremediable destino.
martes, 4 de septiembre de 2018
Algo para ir leyendo ensayo
Los Nadies – El libro de los abrazos - Por Eduardo Galeano
“Sueñan
las pulgas con comprarse un perro
y sueñan
los nadies con salir de pobres,
que algún
mágico día
llueva de
pronto la buena suerte,
que
llueva a cántaros la buena suerte;
pero la
buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni
mañana, ni nunca,
ni en
lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho
que los nadies la llamen
y aunque
les pique la mano izquierda,
o se
levanten con el pie derecho,
o
empiecen el año cambiando de escoba.
Los
nadies: los hijos de nadie,
los
dueños de nada.
Los
nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo
la liebre, muriendo la vida, jodidos,
rejodidos:
Que no son,
aunque sean.
Que no
hablan idiomas, sino dialectos.
Que no
profesan religiones,
sino
supersticiones.
Que no
hacen arte, sino artesanía.
Que no
practican cultura, sino folklore.
Que no
son seres humanos,
sino
recursos humanos.
Que no
tienen cara, sino brazos.
Que no
tienen nombre, sino número.
Que no
figuran en la historia universal,
sino en
la crónica roja de la prensa local.
Los
nadies,
que
cuestan menos
que la
bala que los mata”
1.- Este
escrito, ¿es un ensayo? Justifique con teoría.
2.- ¿Cuál es
el tópico y cuál sería la tesis propuesta por Galeano?
3.- Marque
los recursos retóricos que usa para expresarse.
4.- En un breve texto propio, use el tópico de Galeano y elabore un
escrito argumentativo que refleje el mensaje con formato prosa. Nota: no olvide
la estructura de todo texto argumentativo y el uso de recursos (ejemplos,
comparación, cita de autoridad)
martes, 21 de agosto de 2018
Obras del 2° Cuatrimestre
Alumnos: aquí les dejo los dos enlaces para descargar las obras que pertenecen al próximo eje de estudio en el programa anual...
Se trata de dos novelas policiales: una clásica.."Estudio en escarlata" de Conan Doyle y; otra de enigma: "El perjurio de la nieve" de Adolfo Bioy Casares-
Son de fácil lectura y van con suficiente anticipación...Tomen notas de la práctica lectora...
https://drive.google.com/file/d/0ByiEE-inF8pqSWdNaTlYSWt2MlU/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/1YyyDzY1L3YfIWNO_JxWpM8wwvUILkEqF/view?usp=sharing
Se trata de dos novelas policiales: una clásica.."Estudio en escarlata" de Conan Doyle y; otra de enigma: "El perjurio de la nieve" de Adolfo Bioy Casares-
Son de fácil lectura y van con suficiente anticipación...Tomen notas de la práctica lectora...
https://drive.google.com/file/d/0ByiEE-inF8pqSWdNaTlYSWt2MlU/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/1YyyDzY1L3YfIWNO_JxWpM8wwvUILkEqF/view?usp=sharing
domingo, 1 de julio de 2018
El relato Fantástico
- En la tipografía fantástica suelen presentarse al comienzo de los relatos hechos, lugares, personajes y épocas que pertenecen a un orden natural, posible o normal para la concepción del lector. Esta normalidad genera en el lector cierta tranquilidad ya que el mundo presentado es reconocible para él. Sin embargo, de repente, irrumpe en ese mundo de lo posible un hecho sobrenatural o extraordinario, provocando una problematización.
- Todo relato fantástico presenta al lector realidades diferentes a las conocidas y lo pone en contacto con lo desconocido y, para las cuales no encuentra una explicación lógica. se basa por lo tanto, en una confrontación, un choque, entre lo sobrenatural y lo real dentro de un mundo estable y ordenado, como el mundo del lector. este contacto con lo desconocido es lo que hace que esas historias sean inquietantes.
- El relato fantástico provoca la incertidumbre en la percepción de la realidad y del propio yo, sugiriendo la existencia de lo imposible o de realidades diferentes a las del lector. De esa manera, la literatura fantástica pone en crisis la confianza en la lógica racional, proponiendo formas desconocidas de otras realidades como posibles o acechantes.
- La aparición de fantasmas o dobles, cruces temporales, elementos que sirven para hecerse invisible, personajes que aparecen en lugares inesperados, realidades paralelas, viajes en el tiempo, personajes soñados, seres inanimados que cobran vida son algunos de los temas favoritos de esta tipología.
- Los acontecimientos fantásticos suelen ocurrir en ambientes aislados o cerrados (islas, habitaciones, museos, sótanos, desiertos etc) porque favorecen una atmósfera que se vuelve una amenaza tanto para los personajes como para el lector.
(...) Ese sentimiento de lo fantástico, como me gusta llamarle, porque creo que es sobre todo un sentimiento e incluso un poco visceral, ese sentimiento me acompaña a mí desde el comienzo de mi vida, desde muy pequeño, antes, mucho antes de comenzar a escribir, me negué a aceptar la realidad tal como pretendían imponérmela y explicármela mis padres y mis maestros. Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la inteligencia razonante.
Ese sentimiento, que creo que se refleja en la mayoría de mis cuentos, podríamos calificarlo de extrañamiento; en cualquier momento les puede suceder a ustedes, les habrá sucedido, a mí me sucede todo el tiempo, en cualquier momento que podemos calificar de prosaico, en la cama, en el ómnibus, bajo la ducha, hablando, caminando o leyendo, hay como pequeños paréntesis en esa realidad y es por ahí, donde una sensibilidad preparada a ese tipo de experiencias siente la presencia de algo diferente, siente, en otras palabras, lo que podemos llamar lo fantástico. Eso no es ninguna cosa excepcional, para gente dotada de sensibilidad para lo fantástico, ese sentimiento, ese extrañamiento, está ahí, a cada paso, vuelvo a decirlo, en cualquier momento y consiste sobre todo en el hecho de que las pautas de la lógica, de la causalidad del tiempo, del espacio, todo lo que nuestra inteligencia acepta desde Aristóteles como inamovible, seguro y tranquilizado se ve bruscamente sacudido, como conmovido, por una especie de, de viento interior, que los desplaza y que los hace cambiar (...)
Conferencia dada por Julio Cortázar en la Universidad Católica de Caracas. (El sentimiento de lo fantástico)
Clasificación
Tzvetan Todorov* propuso una caracterización y clasificación tentativa de los relatos fantásticos en tres categorías:
Lo maravilloso: se produce cuando frente al hecho sobrenatural se aceptan nuevas leyes de la naturaleza que pueden explicarlo. Toda clase de situaciones mágicas pueden suceder, tal es el caso de los cuentos de hadas como “Cenicienta”, donde la calabaza se convierte en carroza o el ratón en cochero.
Lo extraño: cuando el hecho sobrenatural es explicado a partir de las leyes racionales, naturales o científicas. Lo extraño reside en la experiencia inquietante que se vive cuando algo familiar para nosotros se convierte en desconocido; pero al final, en los cuentos extraños se aclara el error de la quiebra de la realidad.
Lo fantástico: se vincula con una ruptura en la trama de la realidad cotidiana; la normalidad se quiebra porque se produce un acontecimiento extraordinario: el acento está puesto en el conflicto que se crea entre hechos reales o que se consideran normales, y hechos que se consideran anormales o irreales. Al finalizar el relato, no sabemos exactamente qué ocurre ni si el conflicto está solucionado. El lector percibe ese fenómeno como inexplicable.
Según los indicios que proporcionan al lector, los cuentos fantásticos pueden clasificarse en:
1- Puros: mantienen la ambigüedad hasta el desenlace. El lector no puede optar por alguna de las posibles explicaciones (racional o sobrenatural).
2- Impuros: son aquellos que presentan en el momento de cierre algún elemento o indicio que orienta al lector a optar por una explicación de tipo sobrenatural para los hechos ocurridos.
3- Extraños: presenta una explicación racional para los hechos sobrenaturales.
*Tzvetan Todorov: 1937-2017 Lingüista francés, filósofo, historiador, crítico y teórico de literatura de expresión.
martes, 26 de junio de 2018
Los que faltaban!!!! Cuentos realistas
Alumnos: aquí dejo los enlaces para los cuentos que faltan...Se trata de realistas...Vayan leyendo....
https://drive.google.com/file/d/1eSk1TeyDzUUbG3oRfRr4G1Ko2Q9MPWDG/view?usp=sharing
"La fiesta ajena" de Liliana Heker
https://drive.google.com/file/d/1GZ6hCQjDqIdGiCw-iBrvqpCV_P0bnyjX/view?usp=sharing
"Hernán" de Abelardo Castillo
https://drive.google.com/file/d/1G5QPVLnBjy-zAB_ao31kDuj4MLzWDTtZ/view?usp=sharing
"Temores injustificados" de Fernando Sorrentino.
https://drive.google.com/file/d/1eSk1TeyDzUUbG3oRfRr4G1Ko2Q9MPWDG/view?usp=sharing
"La fiesta ajena" de Liliana Heker
https://drive.google.com/file/d/1GZ6hCQjDqIdGiCw-iBrvqpCV_P0bnyjX/view?usp=sharing
"Hernán" de Abelardo Castillo
https://drive.google.com/file/d/1G5QPVLnBjy-zAB_ao31kDuj4MLzWDTtZ/view?usp=sharing
"Temores injustificados" de Fernando Sorrentino.
viernes, 15 de junio de 2018
Practico Recuperatorio de Cuentos Policiales
La pieza ausente de Pablo de Santis
Comencé
a coleccionar rompecabezas cuando tenía quince años. Hoy no hay nadie en esta
ciudad ‑dicen‑ más hábil que yo para armar esos juegos que exigen paciencia y
obsesión.
Cuando leí en el diario que habían asesinado a Nicolás Fabbri, adiviné que pronto sería llamado a declarar. Fabbri era Director del Museo del Rompecabezas. Tuve razón: a las doce de la noche la llamada de un policía me citó al amanecer en las puertas del museo.
Me recibió un detective alto, que me tendió la mano distraídamente mientras decía su nombre en voz baja ‑Lainez‑ como si pronunciara una mala palabra. Le pregunté por la causa de la muerte: “Veneno” dijo entre dientes.
Me llevó hasta la sala central del Museo, donde está el rompecabezas que representa el plano de la ciudad, con dibujos de edificios y monumentos. Mil veces había visto ese rompecabezas: nunca dejaba de maravillarme. Era tan complicado que parecía siempre nuevo, como si, a medida que la ciudad cambiaba, manos secretas alteraran sus innumerables fragmentos. Noté que faltaba una pieza.
Lainez buscó en su bolsillo. Sacó un pañuelo, un cortaplumas, un dado, y al final apareció la pieza. «Aquí la tiene. Encontramos a Fabbri muerto sobre el rompecabezas. Antes de morir arrancó esta pieza. Pensamos que quiso dejarnos una señal.
Miré la pieza. En ella se dibujaba el edificio de una biblioteca, sobre una calle angosta. Se leía, en letras diminutas, Pasaje La Piedad.
‑Sabemos que Fabbri tenía enemigos ‑dijo Lainez-. Coleccionistas resentidos, como Santandrea, varios contrabandistas de rompecabezas, hasta un ingeniero loco, constructor de juguetes, con el que se peleó una vez.
‑Troyes ‑dije‑. Lo recuerdo bien.
‑También está Montaldo, el vicedirector del Museo, que quería ascender a toda costa. ¿Relaciona a alguno de ellos con esa pieza? ‑Dije que no.
‑ ¿Ve la B mayúscula, de Biblioteca? Detuvimos a Benveniste, el anticuario, pero tenía una buena coartada. También combinamos las letras de La Piedad buscando anagramas. Fue inútil. Por eso pensé en usted.
Miré el tablero: muchas veces había sentido vértigo ante lo minucioso de esa pasión, pero por primera vez sentí el peso de todas las horas inútiles. El gigantesco rompecabezas era un monstruoso espejo en el que ahora me obligaban a reflejarme. Sólo los hombres incompletos podíamos entregarnos a aquella locura. Encontré (sin buscarla, sin interesarme) la solución.
‑Llega un momento en el que los coleccionistas ya no vemos las piezas. Jugamos en realidad con huecos, con espacios vacíos. No se preocupe por las inscripciones en la pieza que Fabbri arrancó: mire mejor la forma del hueco.
Laínez miró el punto vacío en la ciudad parcelada: leyó entonces la forma de una M.
Montaldo fue arrestado de inmediato. Desde entonces, cada mes me envía por correo un pequeño rompecabezas que fabrica en la prisión con madera y cartones. Siempre descubro, al terminar de armarlos, la forma de una pieza ausente, y leo en el hueco la inicial de mi nombre.
Cuando leí en el diario que habían asesinado a Nicolás Fabbri, adiviné que pronto sería llamado a declarar. Fabbri era Director del Museo del Rompecabezas. Tuve razón: a las doce de la noche la llamada de un policía me citó al amanecer en las puertas del museo.
Me recibió un detective alto, que me tendió la mano distraídamente mientras decía su nombre en voz baja ‑Lainez‑ como si pronunciara una mala palabra. Le pregunté por la causa de la muerte: “Veneno” dijo entre dientes.
Me llevó hasta la sala central del Museo, donde está el rompecabezas que representa el plano de la ciudad, con dibujos de edificios y monumentos. Mil veces había visto ese rompecabezas: nunca dejaba de maravillarme. Era tan complicado que parecía siempre nuevo, como si, a medida que la ciudad cambiaba, manos secretas alteraran sus innumerables fragmentos. Noté que faltaba una pieza.
Lainez buscó en su bolsillo. Sacó un pañuelo, un cortaplumas, un dado, y al final apareció la pieza. «Aquí la tiene. Encontramos a Fabbri muerto sobre el rompecabezas. Antes de morir arrancó esta pieza. Pensamos que quiso dejarnos una señal.
Miré la pieza. En ella se dibujaba el edificio de una biblioteca, sobre una calle angosta. Se leía, en letras diminutas, Pasaje La Piedad.
‑Sabemos que Fabbri tenía enemigos ‑dijo Lainez-. Coleccionistas resentidos, como Santandrea, varios contrabandistas de rompecabezas, hasta un ingeniero loco, constructor de juguetes, con el que se peleó una vez.
‑Troyes ‑dije‑. Lo recuerdo bien.
‑También está Montaldo, el vicedirector del Museo, que quería ascender a toda costa. ¿Relaciona a alguno de ellos con esa pieza? ‑Dije que no.
‑ ¿Ve la B mayúscula, de Biblioteca? Detuvimos a Benveniste, el anticuario, pero tenía una buena coartada. También combinamos las letras de La Piedad buscando anagramas. Fue inútil. Por eso pensé en usted.
Miré el tablero: muchas veces había sentido vértigo ante lo minucioso de esa pasión, pero por primera vez sentí el peso de todas las horas inútiles. El gigantesco rompecabezas era un monstruoso espejo en el que ahora me obligaban a reflejarme. Sólo los hombres incompletos podíamos entregarnos a aquella locura. Encontré (sin buscarla, sin interesarme) la solución.
‑Llega un momento en el que los coleccionistas ya no vemos las piezas. Jugamos en realidad con huecos, con espacios vacíos. No se preocupe por las inscripciones en la pieza que Fabbri arrancó: mire mejor la forma del hueco.
Laínez miró el punto vacío en la ciudad parcelada: leyó entonces la forma de una M.
Montaldo fue arrestado de inmediato. Desde entonces, cada mes me envía por correo un pequeño rompecabezas que fabrica en la prisión con madera y cartones. Siempre descubro, al terminar de armarlos, la forma de una pieza ausente, y leo en el hueco la inicial de mi nombre.
La
pesca de Velmiro Ayala Gauna.
Al viudo don Pedro Almirón le conocían en Tapibara-Cué dos debilidades: la pesca y su avaricia. Antes había tenido una tercera: la hija, pero un viajante, deslumbrado por sus encantos, y quizá por la fama de rico que gozaba el viejo, se la llevó.
Al tiempo
volvieron, ya santificada su unión por el matrimonio, en busca del perdón
paterno y de ayuda económica para instalar un hogar. El padre le concedió lo
primero a regañadientes, y le dio lo segundo con cuentagotas.
—Pa vivir tienen mi casa. . . —les dijo— y pa comer mi mesa; ¡total! ande han comido dos, pueden comer tres. . .
—Pa vivir tienen mi casa. . . —les dijo— y pa comer mi mesa; ¡total! ande han comido dos, pueden comer tres. . .
Sin embargo,
no añadió a la olla familiar ni una pizca más de sal de lo acostumbrado, ni sacrificó
una sola de las aves de corral a la gula del yerno, conformándose con brindarle
su habitual potaje de porotos, charqui y, de vez en vez, los productos de la
selva y del río desde que si era un diestro cazador no era menos hábil
pescador. Al poco tiempo
de estar con la pareja un día le dijo al hombre: —Ahí tenés l’arado y el tobiano. Desde mañana podes empesar a preparar la tierra pa'l maíz. . .
de estar con la pareja un día le dijo al hombre: —Ahí tenés l’arado y el tobiano. Desde mañana podes empesar a preparar la tierra pa'l maíz. . .
El viajante que
ya se aburría en ese ambiente pueblerino y padecía por la falta de dinero, ante
la perspectiva de arruinar sus manos en las rudas tareas campesinas, lió sus
petates y, decepcionado, regresó con la mujer a la ciudad. Eso había pasado
hacía ya unos cuatro años, pero, de cuando en cuando, solía aparecer en el
pueblo, ya solo, ya con la esposa y después de días de renegar con el viejo se
alejaban llevando unos pesos arrancados a su afán avaricioso.
La soledad parecía haber vuelto al anciano más
duro y codicioso. No solamente no se le conocía vicios, sino que se limitaba a
vivir de lo que la tierra, el monte o el Paraná le ofrecían. Sin embargo, en
sus campos engordaba la hacienda que él vendía, de tiempo en tiempo a buenos
precios, ignorándose el destino del dinero.
—Pa mí
—decía el cabo Leiva mientras le cebaba mates al comisario— que debe tener
enterrada una botija enllena 'e monedas. . . —No, m'hijo —le contestó don
Frutos—, plata que cái en sus manos la entrega a su tocayo, don Pedro, el
bolichero, pa que la ponga n'el banco...
—Pa qué quedrá tenerla si no la va a gastar
—reflexionó el cabo—. Yo si la teniera lo primero me compraba una acordiona,
dispué el moro 'e don Zenón y póngale farras y carreras hasta que se acabara.
—Hay mucha gente así —terció el oficial Arzásola— a quienes les gusta juntar
cosas solo por el placer de tenerlas. . . Es casi como una enfermedad que los
lleva a coleccionar los objetos que son de su agrado.
—Yo pa coleusionar mi ufisial, coleusionaba
mujeres —interrumpió el subalterno con una estrepitosa carcajada. —Seguí,
m'hijo —intervino don Frutos—, y vos Leiva ceba mejor ese mate qu'está más
lavao que cara 'e gato. —Es así, comisario. . . —continuó el oficial— hay
coleccionistas de las cosas más extrañas. Unos juntan cuadros, otras cajas de
fósforos, algunos botones, hay muchos que se arruinan por juntar estampillas y
a otros les da por juntar dinero para que sus herederos después lo gasten. . .
—Lo mesmo le va a pasar a don Pedro —dijo el
comisario— tanto privarse '1 viejo pa que al final tuito se lo farreen el yerno
qu’es una liendre y la pavota 'e la hija.
—¿Ansina que
hay muchos que juntan estampillas, ufisial? —preguntó pensativo el cabo Leiva.
—Sí, cabo, hay quienes tienen miles y miles. . . — ¡Gente loca! —exclamó el
aludido—. La de cartas que haberán de tener qu' escrebir los hijos pa gastarse
tuita esa herencia y cómo se les va a secar la lengua 'e tanto pegarlas en lo
sobre. .
— ¡Uf! —dijo Arzásola con fastidio y renunció a darle ninguna otra explicación. La presencia de Rodolfo Ardevaca, el marido de Lindora, la hija de don Pedro, no pasó inadvertida para nadie en el poblado. Era un tipo taimado, que hablaba con voz engolada y tenía opiniones terminantes sobre todos los asuntos. A cada momento destacaba que era "un hombre derecho" y que "era capaz de morir por sus ideas”. Los contertulios del boliche lo llamaban, a sus espaldas, El fantasmón, y fingían creer la sarta de mentiras que continuamente deslizaba en su conversación. —Pa mí que debe ser más falluto que picana 'e sauce, apenitas uno la clava se ruempe –decía Leiva.
— ¡Uf! —dijo Arzásola con fastidio y renunció a darle ninguna otra explicación. La presencia de Rodolfo Ardevaca, el marido de Lindora, la hija de don Pedro, no pasó inadvertida para nadie en el poblado. Era un tipo taimado, que hablaba con voz engolada y tenía opiniones terminantes sobre todos los asuntos. A cada momento destacaba que era "un hombre derecho" y que "era capaz de morir por sus ideas”. Los contertulios del boliche lo llamaban, a sus espaldas, El fantasmón, y fingían creer la sarta de mentiras que continuamente deslizaba en su conversación. —Pa mí que debe ser más falluto que picana 'e sauce, apenitas uno la clava se ruempe –decía Leiva.
—Es de esa
clase de personas que ocultan tras la cortina de su charla insubstancial la
profundidad de su vaciedad mental —aseguró Arzásola. —Será como decís, m'hijo
—aceptó el comisario—, pero por aquí nojotros decimos que son como la caña
tacuara güeca por dentro y que se quiebra 'e nada. —Parece qu'esta ves no vino
a sacarle plata '1 viejo —intervino el cabo. —Ande ha d'ir el güey que no are
... . —prorrumpió sentencioso don Frutos.
—Pero ¡cómo no! pa casar siempre tiene munsión patera y de laj otras —interrumpió el cabo Leiva. —Pero no, comesario, si nú hace más que comprarle chiches pa llevarle. Dise que aura tiene ungüen empleo y que sólo vino a hacerle una visita. . .
—Pero ¡cómo no! pa casar siempre tiene munsión patera y de laj otras —interrumpió el cabo Leiva. —Pero no, comesario, si nú hace más que comprarle chiches pa llevarle. Dise que aura tiene ungüen empleo y que sólo vino a hacerle una visita. . .
- ¡Aja!
—Parece que usted desconfía, don Frutos. ¿Tiene por azar alguna premonición?
—interrogó el oficial. —No, cabo, no... —explicó el oficial— dije premonición y
no munición. . .
—¿Eso pa qué
es? —La intuición de lo que va a ocurrir, un palpito. . .
— ¡Ah! sí. .
. sí ... vos queras decir la corazonada que decimos loj criollos —aclaró don
Frutos. —Exactamente…
Eso se llama científicamente premonición. . . —Pa decir verdá y no quiero ser mal pensao, la venida d'ese mozo no me gusta nada. Eso es todo... —En cambio yo sí que tengo una premunición fulera —volvió a intervenir Leiva mientras le ofrecía un mate a su superior. —¿Guala, m'hijo? Desembucha…
Eso se llama científicamente premonición. . . —Pa decir verdá y no quiero ser mal pensao, la venida d'ese mozo no me gusta nada. Eso es todo... —En cambio yo sí que tengo una premunición fulera —volvió a intervenir Leiva mientras le ofrecía un mate a su superior. —¿Guala, m'hijo? Desembucha…
—Tengo la permunisión
de que va a llover porque me están doliendo los callos 'e los pieses…
— ¡Señor! ... . ¡Señor! … —suspiró Arzásola y salió al patio a mirar
las estrellas, pero sólo vio en la negrura del firmamento el marchito y
amarillo rostro de la luna. Pasaron tres o cuatro días sin que suceso alguno empañara
el cristal rutinario de la vida pueblerina, cuando, una madrugada en que
bostezaban los hombres adormilados en las sillas, y el mate inactivo también abría
su negra boca junto al fogón, entró casi corriendo el forastero.
—
¡Comisario! . . . ¡Comisario! . . .—exclamó.
—Aquí estoy,
señor, no grite —le dijo don Frutos pachorrientamente. Arzásola y Leiva se incorporaron de los asientos donde
dormitaban y se acercaron inquisitivos.
—¿Qué ocurre?
— ¡Un
accidente!... ¡Un terrible accidente! ...
—¿Dónde?
—En la
orilla del río, señor. Fuimos a pescar con mi suegro y él subió a una piedra
para arrojar la línea y perdió
pie. . . Sufrió un vahído o. . . ¡qué sé yo! ... la cuestión es que cayó al agua y no volvió a aparecer. . .
pie. . . Sufrió un vahído o. . . ¡qué sé yo! ... la cuestión es que cayó al agua y no volvió a aparecer. . .
—Pero si don
Pedro era de áhi pa nadar. . .—exclamó el cabo— y enseguida hubiera salido. ..
—Vamo p'allá —ordenó don Frutos—, a lo mejor se pegó una zambullida pa embromarlo y lo encontramos por allí. Rápidamente fueron al lugar indicado, que se encontraba en las cercanías, al pie de las altas barrancas. Ya las primeras luces de la aurora despintaban de sombras la fachada del día y a su lechosa claridad se podían distinguir los accidentes del terreno. El río corría rumoroso y pequeñas olas venían a romperse contra la estrecha playa terrosa flanqueada por
los altos murallones de la escarpada orilla cubierta por la espesa vegetación tropical. De trecho en trecho, enormes piedras como monstruos antediluvianos asomaban en las aguas sus moles oscuras y brillantes. Sobre una de ellas, de unos cuatro metros de altura, encontraron la línea del desaparecido pescador.
Todavía un pedazo de carne estaba clavado en el poderoso anzuelo, mientras otros pedacitos estaban en un tarrito caído en el suelo.
—Vamo p'allá —ordenó don Frutos—, a lo mejor se pegó una zambullida pa embromarlo y lo encontramos por allí. Rápidamente fueron al lugar indicado, que se encontraba en las cercanías, al pie de las altas barrancas. Ya las primeras luces de la aurora despintaban de sombras la fachada del día y a su lechosa claridad se podían distinguir los accidentes del terreno. El río corría rumoroso y pequeñas olas venían a romperse contra la estrecha playa terrosa flanqueada por
los altos murallones de la escarpada orilla cubierta por la espesa vegetación tropical. De trecho en trecho, enormes piedras como monstruos antediluvianos asomaban en las aguas sus moles oscuras y brillantes. Sobre una de ellas, de unos cuatro metros de altura, encontraron la línea del desaparecido pescador.
Todavía un pedazo de carne estaba clavado en el poderoso anzuelo, mientras otros pedacitos estaban en un tarrito caído en el suelo.
—Mira,
Rodolfo, me
dijo —explicó el hombre a sus acompañantes— voy a sacar un lindo sábalo para que lo comamos en el almuerzo. Cebó el anzuelo, subió a la piedra y, cuando estuvo arriba, cayó. . . ¡y no volvió a aparecer! . . . Aquí todavía están sus cosas. . . —¿Y usté no iba a pescar, don? —preguntó don Frutos.
dijo —explicó el hombre a sus acompañantes— voy a sacar un lindo sábalo para que lo comamos en el almuerzo. Cebó el anzuelo, subió a la piedra y, cuando estuvo arriba, cayó. . . ¡y no volvió a aparecer! . . . Aquí todavía están sus cosas. . . —¿Y usté no iba a pescar, don? —preguntó don Frutos.
—No, yo no
sirvo ni para sacar mojarras. . .
—¿Pero si acuerda 'e tuito lo que le dijo su
suegro?
—Palabra por
palabra. Anoche le comenté que me gustaría comer un sábalo asado porque lo habían
ponderado muchísimo en el negocio de don Pedro y el pobre, por hacerme el
gusto, me invitó a que lo acompañara a pescar esta mañana....
—¿Y qué más
le dijo? —"Vamos a ir a un lugar de la costa que yo conozco. Estos días
andan picando mucho y me parece que voy a sacar dos o tres. . ."
—¿Y entonces vinieron acá a sacar doraos? —le dijo. —No, comisario, dorados no, sábalos. . . Todavía cuando ponía la carne en el anzuelo, agregó:"Vas a ver mi hijo que con esto me saco uno de dos o tres kilos. . ."- ¡Aja! Poco a poco el sol ascendía por el horizonte y ya su luz bañaba de oro los seres y las cosas. En medio del río se veían algunas canoas de pescadores. Don Frutos sacó el silbato y lo hizo sonar en el silencio matinal. Luego agitó sus brazos
en un llamado y los hombres de las embarcaciones enfilaron hacia el lugar. Apenas hubo atracado uno de ellos, preguntó: —¿Qué pa sucede, don Frutos?
—¿Y entonces vinieron acá a sacar doraos? —le dijo. —No, comisario, dorados no, sábalos. . . Todavía cuando ponía la carne en el anzuelo, agregó:"Vas a ver mi hijo que con esto me saco uno de dos o tres kilos. . ."- ¡Aja! Poco a poco el sol ascendía por el horizonte y ya su luz bañaba de oro los seres y las cosas. En medio del río se veían algunas canoas de pescadores. Don Frutos sacó el silbato y lo hizo sonar en el silencio matinal. Luego agitó sus brazos
en un llamado y los hombres de las embarcaciones enfilaron hacia el lugar. Apenas hubo atracado uno de ellos, preguntó: —¿Qué pa sucede, don Frutos?
—¿Tene pateja?
—Tengo.
—Güeno, m'hijo, vamoj a rastrear por esta parte pa ver si encontramos el
cadáver 'e don Pedro... —¿Don Pedro Almirón, el viudo pa?
—El mesmo. Se persignó el pescador e inquirió:
—¿Cómo pa jue que vino a ahugarse?
—Se cayó 'e
esa piegra y no se le vio más. . . —Se haberá golpeao contra algo que lo azonzó....
—Dejuro
—asintió el comisario. Los otros hombres, enterados del suceso, también
prestaron su colaboración y los policías se instalaron en las canoas para
dirigir la búsqueda.
Se distribuyeron por la zona y metódicamente tiraban al agua la pateja con sus potentes garfios que arrastraban por el fondo y retiraban con pedazos de ramas, latas viejas y otros objetos. Después de una media hora consiguieron enganchar el cuerpo y a costa de grandes esfuerzos lo alzaron al bote. Inmediatamente se dirigieron a la cercana orilla y allí lo extendieron sobre la playa. Don Frutos, separó de un brazo al yerno que se había arrojado sobre los restos y
lloraba agrandes gritos y le dijo:
Se distribuyeron por la zona y metódicamente tiraban al agua la pateja con sus potentes garfios que arrastraban por el fondo y retiraban con pedazos de ramas, latas viejas y otros objetos. Después de una media hora consiguieron enganchar el cuerpo y a costa de grandes esfuerzos lo alzaron al bote. Inmediatamente se dirigieron a la cercana orilla y allí lo extendieron sobre la playa. Don Frutos, separó de un brazo al yerno que se había arrojado sobre los restos y
lloraba agrandes gritos y le dijo:
—Déjeme verlo....
El viejo
Almirón, vestido con sus ropas habituales estaba lejos de haber adquirido
majestad con la muerte.
Tenía el abdomen levemente hinchado, los ralos cabellos pegados al rostro y una gran palidez. El comisario, ayudado por el cabo, puso de espaldas al difunto y en la parte posterior del cráneo vio las señales de un fuerte golpe. —Pegó con la cabeza en alguna piegra y se haberá dismayao, por eso no salió —explicó Leiva. Pero don Frutos, incorporándose con gesto fiero, exclamó:
Tenía el abdomen levemente hinchado, los ralos cabellos pegados al rostro y una gran palidez. El comisario, ayudado por el cabo, puso de espaldas al difunto y en la parte posterior del cráneo vio las señales de un fuerte golpe. —Pegó con la cabeza en alguna piegra y se haberá dismayao, por eso no salió —explicó Leiva. Pero don Frutos, incorporándose con gesto fiero, exclamó:
— ¡Cabo! . .
. Póngale las esposas a ese hombre. . . Es un creminal… Ardevaca protestó en
todos los tonos y amenazó con tremendos castigos, pero el cabo le colocó las
manillas y agregó:
—Y no te quedrás haserte '1 loco y disparar
porque te vua a curtir a sablazos. . .El oficial, asombrado, pero sin querer
entrometerse, aleccionado por experiencias anteriores, se limitó a decir:
—Pero, don Frutos,
¿está seguro? —Seguro, m'hijo. Vamoj pa la casa 'el dijunto y vas a ver. . .
Dejando a
unos oficiosos vecinos que se encargaran de transportar el cadáver a la
comisaría, don Frutos seguido por Arzásola, Leiva, el preso y varios curiosos
se trasladó a la casa de don Pedro Almirón. Una vez en ella el comisario
observó, detenidamente el patio y yendo hacia un montón de ramas que estaban
junto a la cocina, listas para ser empleadas en el fuego, rebuscó entre ellas.
Luego, enarbolando un trozo de urunday, dijo: —Con esto le pegó el golpe. Sarcástico,
Ardevaca preguntó:
—¿No habrá
sido con esa otra que es más gruesa? —No,
señor, jue con ésta. No ves que entuavía está húmeda. A ésta la lavó pa sacarle
la sangre y la escuendió. Si hubiera echao un balde 'e agua sobre todas a lo
mejor no la hubiera podido distinguir. —Son estupideces suyas que le van a
costar muy caro. Don Frutos, sin hacerle caso, siguió mirando
en derredor, y de pronto indicó:
en derredor, y de pronto indicó:
—Di aquí lo
sacó en una carretilla 'e mano y lo llevó pa'l río. Vean qué marcada está la
güeya por el peso '1 finao; jue,
lo tiró al agua, puso las cosas en la costa pa tratar 'e engañarme, golvió con la carretilla vaciada y ricién me jue a avisar.. El oficial que había seguido el rastro dio con el pequeño vehículo en un galpón. —Aquí está, don Frutos. . . En el borde hay unas manchas oscuras. . .Se inclinó para observarlas mejor y aseguró: —Son marcas de sangre y, además, hay cabellos pegados que parecen ser del muerto. . .Vencido por esas evidencias el yerno confesó:
lo tiró al agua, puso las cosas en la costa pa tratar 'e engañarme, golvió con la carretilla vaciada y ricién me jue a avisar.. El oficial que había seguido el rastro dio con el pequeño vehículo en un galpón. —Aquí está, don Frutos. . . En el borde hay unas manchas oscuras. . .Se inclinó para observarlas mejor y aseguró: —Son marcas de sangre y, además, hay cabellos pegados que parecen ser del muerto. . .Vencido por esas evidencias el yerno confesó:
—Sí, yo lo maté.
. . Discutimos porque no quiso ayudarme y ciego de ira le di un golpe con lo
primero que encontré. Al principio creí que sólo se había desmayado,
pero cuando lo vi inmóvily sin vida, me asusté y quise hacer aparecer como un accidente para salvarme de ir a la cárcel…
Una vez que el asesino estuvo a buen recaudo don Frutos reclamó a gritos su ración de mate,en tanto que el oficial sumariante mantenía la mirada fija sobre él. Pero, che —dijo al fin el comisario—, tengo tizne 'n la cara que me miras tanto ya que por bonito nú ha de ser. . . —No, don Frutos, lo miro y lo admiro...
pero cuando lo vi inmóvily sin vida, me asusté y quise hacer aparecer como un accidente para salvarme de ir a la cárcel…
Una vez que el asesino estuvo a buen recaudo don Frutos reclamó a gritos su ración de mate,en tanto que el oficial sumariante mantenía la mirada fija sobre él. Pero, che —dijo al fin el comisario—, tengo tizne 'n la cara que me miras tanto ya que por bonito nú ha de ser. . . —No, don Frutos, lo miro y lo admiro...
—Entonces no
empeces con tus macanas ni vengas con la premunición o el sirco análisi.
—Sólo
quisiera hacerle una pregunta. —Métele, nomás, te doy lisensia.
—¿Cómo hizo para saber lo que había pasado?
—¿Cómo hizo para saber lo que había pasado?
—Dentré a
sospechar cuando me mintió n'el río. —No me di cuenta. Todo lo que decía
parecía lógico. — ¡Claro!
Porque sos pueblero. Primero mintió cuando dijo que don Pedro le había asegurao que picaba mucho 'n la orilla y eso no podía ser porque '1 agua está infestada 'ecamarones. . .
Porque sos pueblero. Primero mintió cuando dijo que don Pedro le había asegurao que picaba mucho 'n la orilla y eso no podía ser porque '1 agua está infestada 'ecamarones. . .
— ¡Y eso qué
tiene que ver! —Mucho, porque los camarones son pa los péscaos como los
mosquitos pa las personas. No loj dejan tranquilo y loj ahuyentan y por eso loj
otro pescadore se corrieron pa' medio '1 río.
—¿Y después, don Frutos?
—Porque con
esa línea y ese anzuelo con carne nú iba a sacar sábalos. Pa'l dorao la carne,
pa'l pacú la masa y pa'l sábalo la pateja o la fija. El sábalo no muerde, chupa
y hay que clavarlo n'el lomo u diande venga. . . Un pescador como don Pedro no
podería haber dicho esa barbaridá.
—No sabía de
esas cosas. . . — ¡Qué vas a saber si vos sos tamién pueblero y ustede l'único
que saben del pescao es el gusto que tiene! Y vos Leiva, traeme '1 mate que con
tanta charla si me ha quedao la de hablar seca como lengua 'e loro.
Actividades
1.- Luego de la lectura de los cuentos, diferenciar en
ellos:
2.- ¿Cómo se plantea el enigma a resolver en los dos
relatos?
3.- Divide ambos cuentos en las siguientes secuencias a)
presentación del caso b) investigación de los hechos c) interpretación de los
indicios y d) resolución del caso.
4.- ¿Cuál es el delito que se comete en ambos cuentos? ¿Se
trata de móviles relacionados con cuál de los estilos del cuento policial que
hemos revisado en la teoría? Justificar
5.- Armar la secuencia narrativa del cuento de Velmiro Ayala
Gauna.
6.- Evalúa el marco (tiempo y espacio) de ambos relatos y
cómo se evidencian en el uso de las variables del lenguaje que presentan.
7.- Escribir la crónica policial acerca del caso que se
narra en el cuento de Pablo de Santis “La pieza ausente” Nota: deberá tener en cuenta
la tipología textual, paratextos, lugares comunes del periodismo policial y los
comentarios que debe contener el texto.
8.- Reescriba el cuento, cambiando la persona narrativa en
la figura del detective Láinez
Observación: los alumnos que no estuvieron en la
comprobación de lectura u obtuvieron un aplazo (M) en la comprobación de los
anteriores relatos; deberán completar todas las actividades de este práctico.
Los alumnos que obtuvieron (R) o (R-) resolverán de 1 a la actividad 7 inclusive.
La fecha de presentación de este evaluativo será el próximo viernes 22/06
martes, 22 de mayo de 2018
Obras Literariras - 1° Etapa
Alumnos: ahora sí, les adjunto los enlaces de las obras literarias del 1° Cuatrimestre para que puedan ir leyendo...Los dos primeros son los relatos policiales, de los cuales ya tenemos la teoría en el posteo anterior.
https://drive.google.com/file/d/1F-DgjkPPIIkEyNZRBZa-gS6b1x6X_fUM/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/1CQ7ZoRD0YhqLeT-XWxqAG_I09QEY85Rb/view?usp=sharing
Nota: pueden abrir seleccionando la dirección electrónica y apretando el botón secundario en ir....
A continuación las restantes: dos de índole fantástica:
https://drive.google.com/file/d/1RpRcptoisiEpFFon-S5xLUIwxqh23Fed/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/1Uv02on29DFoyfD0aiD-yz6rq9Wg_pj00/view?usp=sharing
Quedarían pendientes las obras que pertenecen al realismo
https://drive.google.com/file/d/1F-DgjkPPIIkEyNZRBZa-gS6b1x6X_fUM/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/1CQ7ZoRD0YhqLeT-XWxqAG_I09QEY85Rb/view?usp=sharing
Nota: pueden abrir seleccionando la dirección electrónica y apretando el botón secundario en ir....
A continuación las restantes: dos de índole fantástica:
https://drive.google.com/file/d/1RpRcptoisiEpFFon-S5xLUIwxqh23Fed/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/1Uv02on29DFoyfD0aiD-yz6rq9Wg_pj00/view?usp=sharing
Quedarían pendientes las obras que pertenecen al realismo
martes, 8 de mayo de 2018
Teoría sobre el Género Polcial
Alumnos: aquí les dejo un material para la lectura. Se trata del género policial, sus orígenes, representantes, modelo de análisis y cualidades específicas del estilo en sí mismo.
Pronto pondré a disposición de Uds los cuentos que abordarán las características de este apasionante género de la literatura...
Nota: este archivo es un PDF que consta de 14 páginas...Deben cargar el enlace con el botón secundario o bien copiarlo y pegarlo en una nueva pestaña de Google
https://drive.google.com/file/d/1tVPovCwSWhBF04qGHuJ1QNl9hf5p432I/view?usp=sharing
Pronto pondré a disposición de Uds los cuentos que abordarán las características de este apasionante género de la literatura...
Nota: este archivo es un PDF que consta de 14 páginas...Deben cargar el enlace con el botón secundario o bien copiarlo y pegarlo en una nueva pestaña de Google
https://drive.google.com/file/d/1tVPovCwSWhBF04qGHuJ1QNl9hf5p432I/view?usp=sharing
martes, 24 de abril de 2018
Conceptos Previos
Este documento repone algunos conceptos que hemos abordado para realizar la práctica diagnóstica y así poder nivelar aspectos de trabajo sobre el análisis textual que recorreremos a lo largo del ciclo a cursar...Cada tanto será necesario revisarlos...
invitación - cuento - novela - carta - editorial - comentario - aviso - lista- horóscopo - reseña - receta de cocina - instructivo - crítica de cine - reportaje - reglamento - chiste - ley - definición - ensayo-trabalenguas- prospecto-parte meteorológico-noticia-guión -graffiti -retrato- informe- registro- exposición- telegrama- letra de canción- poema- biografía- - diario íntimo- refrán- diario de viaje- historieta- adivinanza- cuadro sinóptico- índice...
SOBRE GÉNEROS DISCURSIVOS Y TIPOS TEXTUALES
Vamos a hablar aquí de tipologías de textos, pero es indispensable decir que cualquier tipología que se mencione va a ejemplificar una realidad compleja en la que existe un número muy grande de géneros discursivos (la lista no guarda ningún orden ni da cuenta de todos, seguramente) caracterizados por rasgos convencionalizados que les son propios y que son socialmente aceptados.
Se puede decir que el grado de conocimiento que un hablante tenga de esos géneros va a definir su competencia discursiva (o sea sus posibilidades de reconocerlos a través de la lectura o de producirlos apropiadamente).
Una tipología puede construirse a partir de un criterio único, pero es posible también tener en cuenta más de un criterio para clasificar textos. Por ejemplo, el tipo de información o el contenido del texto; las estructuras internas y la organización de los textos; las situaciones comunicativas en que se producen los textos; la función de lenguaje predominante.
La capacidad tanto para comprender como para producir distintos tipos de textos está en relación no sólo con el conocimiento en general de la lengua que tenga el hablante (ortografía, sintaxis, puntuación, léxico, etc.) sino también, y fundamentalmente, con el conocimiento del modo de adecuación del lenguaje a situaciones comunicativas particulares, que darán lugar a diferentes tipos de textos.
El concepto de género, desarrollado por M. Bajtín (1979), es una prueba de que el uso de la lengua presenta ciertos rasgos estables, ciertas regularidades. Habrá un género discursivo cuando encontramos que distintos textos presentan las mismas características en cuanto a tema, estilo (tipo de palabras y sintaxis) y estructura. La tradicional noción de géneros literarios (lírico, narrativo y dramático) se ve así extendida hacia todos los discursos, y definida de un modo más preciso.
Las características de tema, estilo y estructura no surgen arbitrariamente sino que se vinculan estrechamente con las condiciones de producción, circulación y recepción de los textos; así, las diferencias en cuanto a estructura, tema y estilo entre una monografía y una nota de opinión surgen de las diferencias en cuanto a quiénes y para qué las escriben, dónde las publican y a quiénes las dirigen.
Mijail Bajtín considera que la idea de los géneros discursivos sirve para matizar la tajante oposición saussureana entre lengua y habla; y se adelanta a la crítica del esquema de Jakobson, al hacer notar de qué manera todo discurso es una actividad heterogénea que se teje con los discursos anteriores y muestra al receptor como un otro presente en la actividad del habla.
El hablante de una lengua no la encuentra simplemente como código sino que encuentra repertorios de enunciados construidos histórica y socialmente en cada esfera de actividad. La clasificación de los géneros en primarios, o inmediatamente relacionados con el diálogo cotidiano y las necesidades inmediatas, y en secundarios o complejos, se relaciona con el interés de Bajtín por estudiar las transformaciones del uso de la lengua en la literatura. Es decir, como dice Bajtin, cada género crece y se complejiza en la medida en que se desarrolla y se complejiza la esfera de actividad en cuestión.
Por otra parte, los géneros (orales o escritos) ofrecen condiciones diferentes para el reflejo de la individualidad: los más productivos en este sentido son los géneros literarios y los menos favorecidos son aquellos géneros discursivos que requieren formas estandarizadas, por ejemplo muchos tipos de documentos oficiales (memorandum, declaración jurada, actas de nacimiento, de matrimonio), órdenes militares, etc.
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Van Dijk, en 1978, escribió:
“En este momento no existe una tipología del discurso sistemática y explícita. Tal tipología tendrá que basarse, claro está, en una teoría más general del discurso, una teoría que está todavía siendo construida...”
J M. Adam (1992) postula que puede caracterizarse un texto a partir de las unidades menores que lo forman, las secuencias. Éstas pueden combinarse de diferentes maneras, dando por resultado diferentes textos.
Un texto de una determinada categoría discursiva está compuesto por conjuntos parciales, denominados secuencias. Por ejemplo, el discurso novelístico hace uso de secuencias descriptivas, narrativas, dialogales, pero se define por la preeminencia de la secuencia narrativa. En cambio en una entrevista prevalece el diálogo. En este sentido podría hablarse de seis tipos básicos de secuencias:
*narrativa *descriptiva *instruccional/prescriptiva *dialogal o conversacional *argumentativa *explicativa
Fuente: Extracto de teoría sobre Producción y Comprensión de textos académicos - UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRES DE FEBRERO VIRTUAL
martes, 10 de abril de 2018
Textos para diagnóstico
El
frío, clave para frenar el avance de la fiebre amarilla (1)
Así lo proyecta para la Argentina un informe regional
El cambio de la temperatura esperada
para el otoño podría retardar la velocidad de la diseminación geográfica a
partir de ahora y hasta junio", anticipa un informe sobre la epidemia de
fiebre amarilla en la región. El documento, que difundió anteayer la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), resume la situación de la
infección en los siete países de América Latina que están notificando casos.
En nuestro país, el
Ministerio de Salud de la Nación informó este lunes que desde el 19 del mes
pasado se confirmaron cuatro casos: son turistas que volvieron con síntomas
luego de visitar islas y otras zonas turísticas de los estados de San Pablo y
Río de Janeiro. Dos son residentes de la ciudad de Buenos Aires y otros dos, de
la provincia de Buenos Aires.
Anteayer, las
autoridades sanitarias de Neuquén confirmaron que en un centro privado de esa
ciudad había muerto un hombre de 69 años tras regresar de sus vacaciones en Río
de Janeiro, entre otras áreas del país vecino. Los primeros estudios revelaron
la infección, que ayer debía confirmar el laboratorio nacional de referencia
para fiebre amarilla de Pergamino. Según trascendió, el hombre no estaba
vacunado porque cuando quiso hacerlo, se lo desaconsejaron por la edad.
En el informe que
difundió la OPS se alerta sobre un avance de los brotes epidémicos en monos
(epizootias) hacia el sudoeste del estado de San Pablo en las últimas semanas.
Los monos aulladores o carayás actúan como centinela de esta enfermedad en el ciclo
de transmisión selvática, en el que mosquitos vectores del virus pueden
infectar al ser humano.
"El aumento
significativo de casos en el período estacional 2017/2018 se observa
principalmente en los estados de San Pablo y Río de Janeiro, donde los casos
ocurrieron en áreas cercanas a las grandes ciudades y con alta densidad
poblacional", indica la OPS.
Para sus
especialistas en Washington que monitorean esta emergencia en la región, el
frío frenaría por lo menos en los próximos tres meses el avance de la
enfermedad en las poblaciones de monos que habitan desde el sur brasileño hacia
nuestro país.
"De repetirse el
mismo patrón de una década atrás, cuando las epizootias que habían afectado el
sudeste y el sur de Brasil alcanzaron a la Argentina y Paraguay, esa onda
epizoótica actual podría llegar a esos países", explican en el documento.
El frío del otoño retrasaría esa tendencia. En los tres últimos meses del año
pasado, las epizootias avanzaron 2,6 km por día en algunas áreas de San Pablo.
Misiones y Corrientes
son los puntos más vulnerables al ingreso de la enfermedad desde Brasil, donde
se confirmaron 920 casos en seres humanos -300 murieron- solo en lo que va de
este período estacional de la infección (julio de 2017 a mayo próximo),
comparado con 610 casos confirmados y 196 muertos el período anterior.
Irracional
fiebre por la fiebre 24.01.2018 Diario La
Prensa
El brote
de fiebre amarilla en Brasil ha desatado un cuadro de histeria colectiva en
nuestro país que ve como colapsan los vacunatorios.
Un
dato concreto es que la cantidad de casos confirmados de fiebre amarilla en
Brasil se ha triplicado en las últimas semanas y el brote ha dejado 24 muertos
en los estados de Minas Gerais, San Pablo y Río de Janeiro.
Esta
información ha desatado en los argentinos una verdadera fiebre, que no es la
amarilla, para vacunarse. Podría suponerse que esta locura por recibir el
pinchazo salvador se debe a que muchos no quieren perderse las vacaciones, pero
lo llamativo del caso en que Brasil no exige certificado de vacunación para
ingresar al país. Una vez más se juntan dos problemáticas bien argentinas, el
pánico contagioso y la falta de información concreta del Estado.
Las
interminables filas en los centros de vacunación incluían personas que viajarán
en febrero o marzo, que tal vez viajen y hasta muchos que no deben vacunarse
por indicación médica, pero lo ignoran. Incluso están en la fila quienes ya se
la hayan aplicado alguna vez y poseen el carnet que dice que vence a los 10
años ignorando que deben desestimarlo porque esa recomendación cambió y, según
la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo una dosis de la vacuna es
suficiente para garantizar la inmunidad y la protección a lo largo de la vida.
Falta
de información sumada a una necesidad irracional de vacunarse por si llegan a
faltar vacunas. Hay que tener en cuenta que más del 80 por ciento de los
argentinos que viajan para vacacionar en Brasil, eligen como destinos Florianópolis,
Camboriu, Fortaleza, Natal y Recife que precisamente no requieren vacunación,
según la recomendación de la OMS. Otra vez falta de información masiva que deja
las cosas claras para desacelerar esta sensación de pánico que no hace sino
generar caos en los centros asistenciales. En concreto las áreas geográficas
incluidas en las recomendaciones de vacunación son Río de Janeiro, San Pablo,
Espíritu Santo y Bahía (incluyendo las populares Salvador de Bahía y Praia do
Forte), pero nada más.
En
las largas filas frente a las dependencias de Sanidad en Fronteras hay personas
que van a acompañar a otras y cuando llega el turno quieren vacunarse por las
dudas. Claramente la falta de información sumada al yo me quiero salvar,
generan esta sensación que podría haberse evitado si desde el Ministerio de
Salud se hubiera hecho una fuerte campaña aclarando los temas punto por punto y
si es así, garantizando la existencia de dosis de vacunas durante todo el año.
La fiebre transmitida por el mosquito aedes aegypti se cobra miles de vida cada
en África y en América del Sud estaba prácticamente erradicada. La muerte de un
grupo de monos amazónicos despertó la alarma y luego llegaron los casos en
humanos. Por ahora hay solo una recomendación de la OMS y ningún requisito de
las autoridades brasileñas que solo se limitan a pedir que se vacunen quienes
visiten zonas rurales y vayan a permanecer más de tres días. La crispación en
nuestro país ante este fenómeno es carente de razón y de lógica y vuelve a
repetirse un fenómeno muy parecido al de la frustrada epidemia de gripe A, que
solo consiguió enriquecer a un puñado de laboratorios internacionales que se
dedicaron a vender en un mundo en estado de pánico millones de dosis de una
vacuna inoperante. Hay que insistir, en el país no hay fiebre amarilla, no hay
obligación de vacunarse si se viaja a Brasil a las zonas libres de contagio y
definitivamente el Estado debe poner las cosas en orden y difundir con claridad
cuál es la situación sanitaria y la verdadera gravedad del problema, porque hoy
hay peleas en las colas de los vacunatorios no por pensar en salvar la vida
sino para irse de vacaciones.
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