lunes, 11 de septiembre de 2017

Marco Teórico sobre Enunciación y Análisis del Discurso

DIFERENCIA ENTRE TEXTO Y DISCURSO *
Las palabras texto y discurso se usan a menudo como si fueran intercambiables, e incluso en algunas lenguas sólo existe uno de los términos. Sin embargo, existe bastante consenso en establecer una diferencia técnica entre estas dos entidades.
TEXTO es un conjunto de elementos lingüísticos organizados según reglas de construcción.
DISCURSO es la emisión concreta de un texto, por un enunciador determinado, en un contexto determinado.

Dicho de otro modo, a "nivel construccional" existen oraciones y textos que pueden funcionar a "nivel discursivo" como enunciados y discursos.
Algunas escuelas lingüísticas utilizan el término discurso con un valor bastante aproximado al de texto. Sus características: “unidad igual o superior a la oración, con un principio y un final, que constituye un mensaje” lo acercan lo suficiente para considerarlos sinóni­mos.
Para Van Dijk, T. (1977), “texto es un concepto abstracto que se mani­fiesta o realiza en discursos concretos”. Si bien es útil esta distinción terminológica, ya que caracteriza dos niveles de abstracción sin embargo, no se ha ex­tendido.
Lo mismo ha sucedido con el término“enunciado” que caracteriza “todo producto del habla, con sentido unitario”.
Son tan próximas las definiciones que los teóricos suelen usar estas ex­presiones indistintamente.
El término discurso no tiene un significado totalmente unívoco, pero nosotros adoptaremos la postura de las corrientes que sostienen que el discurso es el resultado de la suma de un texto o enunciado y su situación de enunciación o situación comunicativa. Es decir, un discurso es lenguaje puesto en acción, un texto que ha adoptado una modalidad en una situación comunicativa en particular.
Teum Van Dijk, a pesar de haber iniciado su vida académica en la lingüística y más particularmente en el área de la gramática, ha ido desarrollando durante su trayectoria académica la idea de que no podemos elucidar  (aclarar)  los misterios del discurso mediante su análisis puramente estructural. Más bien, con el tiempo ha ido explorando en los campos de la psicología y la sociología para poder encontrar una forma que dé cuenta del "discurso vivo", principalmente en el texto y el habla y así poder observar las mutuas influencias que ejercen entre sí el lenguaje y la sociedad.
 El plano de la enunciación es ese nivel del discurso en el que se construye, no lo que se dice, sino la relación del que habla con aquello que dice, relación que contiene necesariamente otra relación: aquella que el que habla propone al receptor respecto de lo que dice.
¿Qué es el Discurso?
Un estudio empírico de los actos de habla, nos conducirá necesariamente a observarlos en la dimensión específica del discurso, puesto que se entiende por discurso, tanto una forma específica del uso del lenguaje, como una forma específica de interacción social. Así, el discurso se interpreta como un evento comunicativo completo en una situación social. Lo que distingue el análisis de discurso de la gramática de la oración es que el análisis de discurso en la práctica se concentra específicamente en los fenómenos detrás de la oración. Obviamente, las palabras y oraciones declaradas son una parte integral del discurso, pero el discurso no se encuentra en sí mismo sólo en el conjunto de palabras y oraciones expresadas en el texto y el habla. Como empíricamente hablando, el significado del discurso es una estructura cognitiva, hace sentido incluir en el concepto de discurso no sólo elementos observables verbales y no verbales, o interacciones sociales y actos de habla, sino también las representaciones cognitivas y estrategias involucradas durante la producción o comprensión del discurso (Van Dijk 1989). Es decir que nos interesa observar el discurso como un factor dinámico de nuestras interacciones sociales, pero dicho dinamismo no implica una falta de esquematización o normas identificables en él, y que nos permitan encontrar modelos para su interpretación y análisis.
Un estudio adecuado de las relaciones entre el discurso y la sociedad, presupone que el discurso se localiza en la sociedad como una forma de práctica social o de interacción de un grupo social. Estos estudios deben profundizarse a través de la explicación de qué propiedades del texto y el habla condicionan cuáles propiedades de las estructuras sociales, políticas y culturales, y viceversa (Van Dijk 1993a).
Cogniciones, Contextos e Interacción
Entendemos entonces que los contextos no son elementos externos, sino internos, puesto que son constructos mentales de los participantes del discurso acerca de la situación social en curso, y que varían individualmente, es decir, cada participante puede llegar a tener un modelo contextual diferente al de los demás participantes, y por esto mismo, son parciales, muestran opiniones personales, pero también incluyen sus opiniones como miembros de grupos sociales, los cuales poseen cogniciones compartidas.
Los contextos no son representaciones mentales estáticas, sino estructuras dinámicas. Son construidas y reconstruidas en el momento por cada participante en un evento, y cambian con cada cambio en la interpretación de la situación. El discurso cambiará dinámicamente el conocimiento que los participantes tienen del conocimiento del otro. Así también la acción en curso, los roles de los participantes, objetivos y otras creencias pueden cambiar durante la interacción (Van Dijk 2001).
Marcos Pragmáticos y Contexto
Hasta este momento, hemos expuesto los principales puntos en los que se basa la teoría de Teun van Dijk para el análisis de discurso. Estas bases se constituyen, en primer lugar, entendiendo al discurso mismo como una forma particular de acto de habla que tiene la doble dimensión de ser en el lenguaje y ser en la sociedad. En segundo lugar, hemos visto que tanto la producción como la comprensión de estos discursos dependen de operaciones de orden cognitivo, o modelos mentales, a las cuales llamamos cogniciones sociales. En tercer lugar, las cogniciones sociales deben operar en situaciones reales de la vida social, o situaciones comunicativas, para lo que recurrimos a la producción de contextos, o modelos mentales que se van adaptando a las variaciones que se van produciendo en una situación comunicativa, es decir, a la relación real que se genera entre escuchante y hablante. Entonces, para entender la situación comunicativa, debemos entender el guión que se ha producido en el transcurso de la misma como un todo, atendiendo más bien a la secuencia de proposiciones, más que a las proposiciones aisladas. Por último, nos encontramos con el concepto de marco, que da cuenta de todo aquel conocimiento del mundo que adquirimos mediante la socialización y que hace que las situaciones comunicativas sean culturalmente variables. Los marcos contextuales son entonces el telón de fondo de cualquier interacción social discursiva.

ALGUNAS HERRAMIENTAS DE LA TEORÍA DE LA ENUNCIACIÓN
DEÍCITOS DE PERSONA
Mediante el uso de los deícticos de persona el enunciador organiza la estructura del intercambio con su o sus destinatarios. Estos deícticos son fundamentales en el análisis del discurso porque permiten establecer “los lugares” que el enunciador va asignando al destinatario y a sí mismo a lo largo del discurso y, por lo tanto, analizar los modos de vincularse que va estableciendo.
Las relaciones que el enunciador puede establecer con sus destinatarios son, básicamente, de unión o separación.
Por ejemplo, el uso de la primera persona del singular (yo) y la segunda persona (vos/ ustedes) presenta al enunciador y al destinatario como instancias separadas.
Veamos un ejemplo: en las elecciones de 1989 por la presidencia de la nación el slogan de campaña del candidato del partido Justicialista, Carlos Menem, era “Siganme, no los voy a defraudar”. En este enunciado el enunciador se presenta a sí mismo (“siganme”, uso de la primera persona del singular) como instancia separada de sus destinatarios, a los cuales interpela directamente (“no los”, uso de la segunda persona). De este modo, el candidato se coloca en una posición de liderazgo y poder frente a sus destinatarios y esa relación les garantiza una unidad líder-pueblo (“yo no los voy a defraudar”).

Tipo de deixis
Deícticos
Ejemplo
PERSONAL
Yo, tú, él, nosotros…
me, nos, te…
Ese, esa, este…
Mío, mía, tuya, tuyo, su, suyo…
Todos, otros, algunos, pocos…
María vino hace unos días. Ella me dijo que vendría otra vez.
ESPACIAL
aquí, allá, ahí…
Dejé tu libro en la mesa. Ahí deberías encontrarlo.
TEMPORAL
Hoy, ayer, ahora, antes,
mañana, después, luego…
El lunes trabajé en casa. Mañana lo haré de nuevo.

VARIACIÓN DE TIEMPOS VERBALES
Las variaciones en el uso de los tiempos verbales permiten establecer efectos de sentido bastante sutiles.
La teoría de la enunciación define las dos actitudes de locución que el sujeto de enunciación puede adoptar: Relato y Comentario. Estas dos actitudes las podemos entender como dos “tipos de relaciones” que el enunciador puede establecer frente a los “hechos” que su discurso refiere (el referente). Es decir, se puede presentar los “hechos” como “clausurados” (Relato) o como “actuantes” (Comentario).
Los términos “clausurados” y “abiertos” intentan dar cuenta de una situación similar a la que vimos en relación a los deícticos de persona: así como los deícticos de primera y segunda persona, en - 13 -
tanto señalan a los participantes del proceso de enunciación, ponen de manifiesto la subjetividad inherente a toda relación de comunicación, mientras que la tercera persona pone lo expresado por el discurso en el terreno de lo objetivo; del mismo modo la actitud de locución comentario pone los hecho en una relación directa con los interlocutores, con sus opiniones en el momento de la enunciación mientras que la actitud de locución relato “separa” los hechos de los interlocutores en tanto traza una línea temporal que los pone “afuera” de la situación de comunicación.
En este sentido, los hechos relatados son “objetivos”, son contemplados por los interlocutores como desde un “afuera”, como algo que está separado de la situación de enunciación. Presentar determinados hechos como relato implica ponerlos en el lugar de un dato concreto y objetivo, independiente de los interlocutores.
En cambio, la actitud de enunciación “comentario” compromete el “ahora” de la enunciación, los interlocutores ven “involucradas” sus opiniones actuales por lo expresado en el discurso. Notemos que el único tiempo en que puedo influir con mis opiniones en mis destinatarios es en el momento de la enunciación, es decir en el presente: opinar (en el sentido de emitir un juicio explícito de mi posición actual frente a un hecho) sólo es posible en el presente, si intento opinar usando los tiempos del relato (los pasados) sólo logro hacer un relato de una opinión que tuve y que por lo tanto está separada de mi persona actual.
LOS TIEMPOS VERBALES DEL RELATO Y EL COMENTARIO
De acuerdo a la actitud de enunciación elegida por el hablante: relato o comentario, se utilizarán un grupo de tiempos verbales. En el caso de la actitud de Comentario, se utiliza el siguiente grupo de verbos: el presente, el pretérito perfecto y el futuro. En la actitud de Relato, en cambio, se utilizan el pretérito perfecto, el imperfecto, el pluscuamperfecto y el condicional.

Actitud de locución Relato
Anterioridad
        

           Grado cero
              

                  Futuro
Pretérito Pluscuamperfecto
             Pretérito
          Imperfecto
Pretérito
Indefinido
Condicional
                                                  Segundo plano
Primer plano

Actitud de locución Comentario
Anterioridad
Grado cero
Futuro
Pretérito perfecto
Presente
Futuro

LA SUBJETIVIDAD EN LA VALORACIÓN DE LOS OBJETOS DEL MUNDO
Ciertas frases o palabras manifiestan la valoración que el hablante hizo durante su enunciación de ciertos objetos o hechos del mundo al que refiere. El nombrar es una actividad no puramente designativa sino que en muchos casos es también evaluativa. Por ejemplo, al decir “la estrecha y lóbrega callejuela” se manifiestan tres evaluaciones para el mismo objeto: “calle”. Además de calificarla como “estrecha” y “lóbrega”, nombrar la “calle” como “callejuela” es decir algo diferente y según el contexto verbal puede resultar elogioso o desvalorizador.
El enunciador, cuando debe nombrar un referente cualquiera (real o imaginario), debe seleccionar diferentes unidades del repertorio de la lengua y se enfrenta a dos opciones: el discurso objetivo, que intenta borrar toda huella del enunciador, o el discurso subjetivo, en el que el enunciador manifiesta su opinión. Es distinto decir, por ejemplo “María es soltera”, que decir “María es una luchadora” o “María es una solterona”. Las unidades léxicas están ellas mismas cargadas con un peso más o menos grande de subjetividad. Así, la combinación de diferentes adjetivos y sustantivos permite construir diferentes efectos de sentido sobre el objeto designado.

Fragmento adaptado de Palací, E. (1997): “Introducción al análisis del discurso”, en Comp. Daniel Romero, Elementos básicos para el análisis del Discurso, Los libros del riel

 *Extractos de la Teoría de Teum Van Dijk – Flacso Univ. Cs Soc 


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