La Teoría de la Enunciación puede definirse, de manera general,
como la disciplina que se ocupa de la relación del sujeto con su discurso. El
concepto y su aplicación comenzaron a difundirse después de los años ’60. Fue
Émile Benveniste (1928-1975) -que comenzó trabajando en Francia, cuando la
lingüística ni siquiera era una materia- quien siguiendo a la escuela de Praga
(fundamentalmente a Jakobson) sistematizó la teoría.
Vale aclarar que comunicar
y enunciar son actos de lenguaje
diferentes: las máquinas PC comunican frecuentemente, reciben y esperan
respuestas. Pero un acto de enunciación es algo bien distinto. Es una función
discursiva en la que el sujeto y sus circunstancias están inscriptos y esto la
vuelve necesariamente una producción
intersubjetiva y plural.
Hablar de lengua
o discurso son cosas bien distintas.
Aquel que estudia la lengua busca
aquellos elementos invariantes que sirven para describir su especificidad
dentro de un sistema. El que estudia la
enunciación busca, en cambio, dar cuenta de la localización del sujeto en el discurso. Desde esta perspectiva, entonces, la subjetividad ya no
será considerada como un obstáculo analítico sino como una instancia inscripta
en el discurso implícita o explícitamente, a través de las marcas que el
mismo hablante ha dejado: los deícticos[1]
y otros elementos (adjetivos y adverbios, por ejemplo) que ofician de indicaciones del sujeto de la enunciación en el
enunciado.
Tal
como la define Émile Benveniste:
La
enunciación es este poner a funcionar la lengua por un acto individual de
utilización (...) es el acto mismo de producir un enunciado y no el texto del
enunciado lo que es nuestro objeto. Este acto se debe al locutor que moviliza
la lengua por su cuenta (...) Debe considerársela como hecho del locutor, que
toma la lengua por instrumento y en los caracteres lingüísticos que marcan esta
relación (Benveniste, 2004: 83).
Entre los elementos constitutivos del aparato formal de la enunciación (Benveniste,
2004:
82) se encuentran el enunciador
y el enunciatario (correlatos de lo
que en otros paradigmas corresponden a locutor y alocutario). A partir de estas
figuras se organiza todo el sistema de reenvíos indiciales que, desde el
presente de la enunciación, valiéndose de los pronombres de primera y segunda
persona, algunos pronombres demostrativos y adverbios dan cuenta de la
localización espacio temporal de los interlocutores. Advirtamos que la tercera
persona no es, en rigor, considerada persona: es la que corresponde a la de las
entidades que se presentan como no susceptibles de asumir un enunciado, de
hacerse cargo de un acto de enunciación. Entre esta posición y las de enunciador y co-enunciador, la relación es de “ruptura”: la no-persona no se
encuentra en un mismo plano.
Los deícticos
tienen existencia en relación con el aquí y ahora del discurso, por su poder de
precisar la referencia actual del sujeto a la persona (yo, tú), al espacio
(allí, arriba, enfrente) y al tiempo (hoy, mañana, después). Esto explica una
de sus propiedades principales: no tienen significación fuera del discurso.
El siguiente cuadro de doble
entrada muestra las diferencias entre lengua y discurso, a través de la función
de la deixis de persona:
Discurso
|
Lengua
|
yo / tú
|
él
|
Índices de persona
|
No-persona
|
Instancias de interlocución
|
Se conmuta con cualquier referencia de objeto de
discurso
|
Designan a locutor y alocutario en tanto personas
discursivas
|
Puede referir tanto a una persona como a una cosa
o animal
|
No admiten permutación sin que esto acarree transformaciones
sintácticas (Tú lees el libro,
Juan lee
el libro)
|
Admite permutación sin transformaciones
sintácticas (Él lee el libro, Juan lee el libro)
|
Siempre en contacto: yo habla a tú
|
Se habla de él,
no a él
|
Se implican necesariamente
|
Puede no estar. No es obligatorio
|
Roles activos en la interacción
|
Rol pasivo en la interacción
|
Supone la reversibilidad de la interacción
|
No da respuesta
|
Dependen del acto individual de enunciación que
las constituye
|
Tiene un referente que no depende de la enunciación
|
Remiten reflexivamente al discurso
|
No remite reflexivamente al discurso
|
De yo / tú
dependen otros pronombres personales (nosotros / vosotros; me / te / nos /
os; mí / ti) y posesivos (mío / tuyo / nuestro / vuestro) y adjetivos
posesivos (mi, tu).
|
De él
dependen otros pronombres: ellos/ lo(s) / le(s) / se / sí / consigo / suyo
|
La
segunda vertiente de la Teoría
de la Enunciación
es la que se ocupa de las modalidades del decir.
Émile Benveniste, en su consideración de la subjetividad
en el lenguaje, contempló el problema de la modalidad del enunciado al
referirse a las distintas formas de la aserción, la interrogación, la
intimación,los modos de cortesía, la comunicación fática
(2004: 82-91). Benveniste trató este “aparato de funciones” de manera general,
como aquello de lo que se sirve el enunciador para influir sobre el
comportamiento del enunciatario o para acentuar la relación discursiva entre
ambos.
Cerrado. Prohibido pasar; Se ruega no pasar;
No pase; Es preciso que ud. salga; Márchese de aquí; ¡Fuera!; ¡Chst...!;
Mímica; Expulsión física.
Llamamos modalización a la relación entre los
interlocutores y su enunciado. El sujeto, con su punto de
vista, su visión del mundo, su posicionamiento ideológico, está siempre tras
los bastidores de la enunciación.
TIPOS
DE MODALIDADES
Siguiendo
a Maingueneau (1980) vamos a distinguir tres grupos de modalidades, según se
ponga el acento en: a) la relación del enunciador con el enunciatario; b) la
relación del enunciador con el enunciado mismo y c) la relación del enunciador
con el referente:
a) Modalidades de la enunciación: establecen el vínculo entre
enunciador y enunciatario.
- Aseverativa: Líderes
del mundo celebraron la muerte de Osama Bin Laden (Perfil.com, 02.05.11
- Exclamativa:
¡En Colombia, un hincha entró con
un cuchillo! (Libre,
2/5/11
- Interrogativa: ¿FIN LADEN? (P12 3/5/11)
- Exhortativa:
Escribí acá tu comentario (Revista Ohlalá,
02.05.11)
b) Modalidades del enunciado: caracterizan la relación que el enunciador establece con
su propio enunciado. Se dividen en modalidades lógicas y apreciativas.
Marcadores de modalidades
lógicas
|
Marcadores de modalidades
apreciativas
|
Por cierto, efectivamente, sin
duda, por supuesto, evidentemente, etc.
|
Felizmente, lamentablemente,
por fortuna, desastroso, genial, etc.
|
Ahora bien, cuando
tratamos con discursos formados por materias significantes no lingüísticas o
heterogéneas (sonoros, visuales, audiovisuales) es común el uso del sonido, la
iluminación, el color, el trabajo de la cámara, el montaje, las re-contextualizaciones,
los inserts, las deformaciones de las
imágenes como fundidos, los ralentí
(recordemos las famosas muchachas en cámara lenta, convertidas ya un lugar
común de la publicidad y tan frecuentemente aludido incluso de manera
autorreferencial), entre otros recursos que colaboran en la construcción de
discursos modalizados.
3) Modalidades del mensaje: La modalización queda, en este caso, a
cargo de las transformaciones sintácticas tales como: a) las operaciones de tematización (tópico /comentario o tema
/ rema) y b) pasivización
(localización de sujeto y agente).
Tematización
Este tipo de operaciones
son muy frecuentes en los periódicos que logran de este modo, abordar el mismo
asunto focalizando o mitigando el tema, provocando diferentes efectos de
sentido. Consideremos los siguientes ejemplos:
Aerolíneas: reconocen que el déficit será el doble del
previsto (Clarin.com 6/5/11)
y
Recalde: “Aerolíneas seguirá reduciendo su déficit” (Elargentino.com
6/5/11)
Las operaciones de pasivización se vinculan directamente con esta problemática, en la
medida en que la transformación pasiva desplaza al sujeto a una posición
secundaria y coloca al objeto como agente. En general, es común ver que las
noticias referidas a violaciones y abusos coloquen a la víctima en posición
pasiva:
Villa Pueyrredón: abusaron de una chica cuando iba al
colegio
Una estudiante
secundaria fue abusada sexualmente en
proximidades de la estación de trenes del barrio porteño de Villa
Pueyrredón, por un hombre que la amenazó con un cuchillo, según informaron
fuentes policiales. (Clarin.com 6/5/11)
La sentencia de la Cámara Civil
beneficia a una empleada doméstica que fue abusada por un enfermero, ya
condenado en un proceso anterior, cuando se encontraba internada en el centro
de salud situado en Caballito (infobae.com, 27/1/2010)
Muy distinto sería si la noticia colocara a las
protagonistas en un rol activo, como sujetos de denuncia, reclamo o
reconocimiento: Una estudiante secundaria acusó..., una empleada doméstica
denunció..., etc.
[1] El término deixis proviene del griego deiknúo o deiknumi, que significa
indicar, mostrar, señalar. Fuente: "Una punta sobre enunciación" Bitonte-Griguello. Semiotica. UBA.4/14
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