martes, 7 de abril de 2015

Teoría de la Enunciación

La Teoría de la Enunciación puede definirse, de manera general, como la disciplina que se ocupa de la relación del sujeto con su discurso. El concepto y su aplicación comenzaron a difundirse después de los años ’60. Fue Émile Benveniste (1928-1975) -que comenzó trabajando en  Francia, cuando la lingüística ni siquiera era una materia- quien siguiendo a la escuela de Praga (fundamentalmente a Jakobson) sistematizó la teoría.
Vale aclarar que comunicar y enunciar son actos de lenguaje diferentes: las máquinas PC comunican frecuentemente, reciben y esperan respuestas. Pero un acto de enunciación es algo bien distinto. Es una función discursiva en la que el sujeto y sus circunstancias están inscriptos y esto la vuelve necesariamente  una producción intersubjetiva y plural.
Hablar de lengua o discurso son cosas bien distintas. Aquel que estudia la lengua busca aquellos elementos invariantes que sirven para describir su especificidad dentro de un sistema. El que estudia la enunciación busca, en cambio, dar cuenta de la localización del sujeto en el discurso. Desde esta perspectiva, entonces, la subjetividad ya no será considerada como un obstáculo analítico sino como una instancia inscripta en el discurso implícita o explícitamente, a través de las marcas que el mismo hablante ha dejado: los deícticos[1] y otros elementos (adjetivos y adverbios, por ejemplo) que ofician de indicaciones del sujeto de la enunciación en el enunciado.
Tal como la define Émile Benveniste:
La enunciación es este poner a funcionar la lengua por un acto individual de utilización (...) es el acto mismo de producir un enunciado y no el texto del enunciado lo que es nuestro objeto. Este acto se debe al locutor que moviliza la lengua por su cuenta (...) Debe considerársela como hecho del locutor, que toma la lengua por instrumento y en los caracteres lingüísticos que marcan esta relación (Benveniste, 2004: 83).
Entre los elementos constitutivos del aparato formal de la enunciación (Benveniste, 2004: 82) se encuentran el enunciador y el enunciatario (correlatos de lo que en otros paradigmas corresponden a locutor y alocutario). A partir de estas figuras se organiza todo el sistema de reenvíos indiciales que, desde el presente de la enunciación, valiéndose de los pronombres de primera y segunda persona, algunos pronombres demostrativos y adverbios dan cuenta de la localización espacio temporal de los interlocutores. Advirtamos que la tercera persona no es, en rigor, considerada persona: es la que corresponde a la de las entidades que se presentan como no susceptibles de asumir un enunciado, de hacerse cargo de un acto de enunciación. Entre esta posición y las de enunciador y co-enunciador, la relación es de “ruptura”: la no-persona no se encuentra en un mismo plano.
Los deícticos tienen existencia en relación con el aquí y ahora del discurso, por su poder de precisar la referencia actual del sujeto a la persona (yo, tú), al espacio (allí, arriba, enfrente) y al tiempo (hoy, mañana, después). Esto explica una de sus propiedades principales: no tienen significación fuera del discurso.
El siguiente cuadro de doble entrada muestra las diferencias entre lengua y discurso, a través de la función de la deixis de persona:

Discurso
Lengua
yo / tú
él
Índices de persona
No-persona
Instancias de interlocución
Se conmuta con cualquier referencia de objeto de discurso
Designan a locutor y alocutario en tanto personas discursivas
Puede referir tanto a una persona como a una cosa o animal
No admiten permutación sin que esto acarree transformaciones sintácticas ( lees el libro,
Juan lee el libro)
Admite permutación sin transformaciones sintácticas (Él lee el libro, Juan lee el libro)
Siempre en contacto: yo habla a
Se habla de él, no a él
Se implican necesariamente
Puede no estar. No es obligatorio
Roles activos en la interacción
Rol pasivo en la interacción
Supone la reversibilidad de la interacción
No da respuesta
Dependen del acto individual de enunciación que las constituye
Tiene un referente que no depende de la enunciación
Remiten reflexivamente al discurso
No remite reflexivamente al discurso
De yo / tú dependen otros pronombres personales (nosotros / vosotros; me / te / nos / os; mí / ti) y posesivos (mío / tuyo / nuestro / vuestro) y adjetivos posesivos (mi, tu).
De él dependen otros pronombres: ellos/ lo(s) / le(s) / se / sí / consigo / suyo

La segunda vertiente de la Teoría de la Enunciación es la que se ocupa de las modalidades del decir.
Émile Benveniste, en su consideración de la subjetividad en el lenguaje, contempló el problema de la modalidad del enunciado al referirse a las distintas formas de la aserción, la interrogación, la intimación,los modos de cortesía, la comunicación fática  (2004: 82-91). Benveniste trató este “aparato de funciones” de manera general, como aquello de lo que se sirve el enunciador para influir sobre el comportamiento del enunciatario o para acentuar la relación discursiva entre ambos.
Cerrado. Prohibido pasar; Se ruega no pasar; No pase; Es preciso que ud. salga; Márchese de aquí; ¡Fuera!; ¡Chst...!; Mímica; Expulsión física.
Llamamos modalización a la relación entre los interlocutores y su enunciado. El sujeto, con su punto de vista, su visión del mundo, su posicionamiento ideológico, está siempre tras los bastidores de la enunciación.
TIPOS DE MODALIDADES
Siguiendo a Maingueneau (1980) vamos a distinguir tres grupos de modalidades, según se ponga el acento en: a) la relación del enunciador con el enunciatario; b) la relación del enunciador con el enunciado mismo y c) la relación del enunciador con el referente:
a) Modalidades de la enunciación: establecen el vínculo entre enunciador y enunciatario.
b) Modalidades del enunciado: caracterizan la relación que el enunciador establece con su propio enunciado. Se dividen en modalidades lógicas y apreciativas.
Marcadores de modalidades lógicas
Marcadores de modalidades apreciativas
Por cierto, efectivamente, sin duda, por supuesto, evidentemente, etc.
Felizmente, lamentablemente, por fortuna, desastroso, genial, etc.

Ahora bien, cuando tratamos con discursos formados por materias significantes no lingüísticas o heterogéneas (sonoros, visuales, audiovisuales) es común el uso del sonido, la iluminación, el color, el trabajo de la cámara, el montaje, las re-contextualizaciones, los inserts, las deformaciones de las imágenes como fundidos, los ralentí (recordemos las famosas muchachas en cámara lenta, convertidas ya un lugar común de la publicidad y tan frecuentemente aludido incluso de manera autorreferencial), entre otros recursos que colaboran en la construcción de discursos modalizados.
3) Modalidades del mensaje: La modalización queda, en este caso, a cargo de las transformaciones sintácticas tales como: a) las operaciones de tematización (tópico /comentario o tema / rema) y b) pasivización (localización de sujeto y agente).
Tematización
Este tipo de operaciones son muy frecuentes en los periódicos que logran de este modo, abordar el mismo asunto focalizando o mitigando el tema, provocando diferentes efectos de sentido. Consideremos los siguientes ejemplos:
y

Las operaciones de pasivización se vinculan directamente con esta problemática, en la medida en que la transformación pasiva desplaza al sujeto a una posición secundaria y coloca al objeto como agente. En general, es común ver que las noticias referidas a violaciones y abusos coloquen a la víctima en posición pasiva:
Villa Pueyrredón: abusaron de una chica cuando iba al colegio
Una estudiante secundaria fue abusada sexualmente en proximidades de la estación de trenes del barrio porteño de Villa Pueyrredón, por un hombre que la amenazó con un cuchillo, según informaron fuentes policiales. (Clarin.com 6/5/11)
La Ciudad deberá pagarle $78.000 a mujer violada en el Hospital Durand
La sentencia de la Cámara Civil beneficia a una empleada doméstica que fue abusada por un enfermero, ya condenado en un proceso anterior, cuando se encontraba internada en el centro de salud situado en Caballito (infobae.com, 27/1/2010)
            Muy distinto sería si la noticia colocara a las protagonistas en un rol activo, como sujetos de denuncia, reclamo o reconocimiento: Una estudiante secundaria acusó..., una empleada doméstica denunció..., etc.



[1] El término deixis proviene del griego deiknúo o deiknumi, que significa indicar, mostrar, señalar. Fuente: "Una punta sobre enunciación" Bitonte-Griguello. Semiotica. UBA.4/14

No hay comentarios:

Publicar un comentario